Este fin de semana en San Pedro Cholula se celebró la "Quema del Panzón", una de las festividades más sobresalientes en nuestra entidad y que se efectúa cada 8 de septiembre. Esta tradición conmemora el cambio de administración comunitaria ritualizado en la mayordomía y evoca los sacrificios al pie de la gran pirámide. Al ser una tradición milenaria, es normal que existan algunos cambios, pues evoca practicas prehispánicas mezcladas con tradiciones europeas gracias al proceso de colonización, dando paso a la incursión de artesanos y nuevos instrumentos dentro de la música empleada; sin embargo, la intención y sentido prevalece.
Como esta tradición, en Puebla contamos con muchas otras que han sufrido ligeras modificaciones pero que se mantienen vigentes hasta nuestros tiempos.
Un ejemplo es la Danza de los Tecuanes que representa la cacería de un jaguar por parte de un grupo de campesinos. Esta es una danza de origen prehispánico que se relaciona con el culto al sol y a la fertilidad. Según los documentos que conserva el pueblo de Acatlán, sede de la tradición, esta danza se presentó por primera vez en 1890, con motivo de los festejos del Arcángel San Rafael el 24 de octubre. Se dice que la aprendieron de otras comunidades de Puebla, las cuales la conocieron en una peregrinación a Chalma con maestros de Guerrero.
La danza se terminó arraigando en Acatlán y adquirió características propias, a tal grado que actualmente forma parte importante de muchos de los festejos de la comunidad, pasando a ser un signo de identidad.
La Danza de los Voladores es otra manifestación cultural y espiritual con gran popularidad en nuestro estado y se efectúa en municipios como Cuetzalan. En ella, cuatro hombres se lanzan desde lo alto de un palo girando alrededor de una cuerda, mientras que otro toca una flauta y un tambor. Esta es una ceremonia ritual asociada a la fertilidad.
Sus orígenes se remontan al período Preclásico mesoamericano, pues se han encontrado representaciones de este ritual en la cerámica funeraria de las culturas de Occidente, incluso se ha mencionado que también está en el libro sagrado de los mayas kiché, el Popol Vuh. En México, los voladores se desarrollaron en Yohualichan, cuando la conquista mexica llega a esta zona, desplaza a los totonacos y se extiende hacia el sur del país, llegando hasta Centroamérica, por tanto, las tradiciones se fueron adecuando a cada zona.
Asimismo, es efectuada por otras entidades como Veracruz y hasta Guatemala, donde es vista como una extensión del pueblo totonaco enraizada a las indicaciones del Popol Vuh, un tanto diferente a lo empelado en Cuetzalan.
La Danza de los Negritos es una expresión de la cultura afrodescendiente en Puebla, es decir, no es nativa de la entidad, pero esta no ha sido barrera para instalarse en varias zonas del país como los estados de Veracruz, Puebla e Hidalgo. Esta expresión cultural es preservada por los pueblos de origen totonaco, donde se conoce a la práctica como “La danza de los Negros Reales de la Sierra” o “Xalaktalhman negro”, que significa “Negro de los altos”.
Según la leyenda, un joven esclavo africano fue enviado a trabajar al monte donde fue mordido por una víbora. La representación se caracteriza por el uso de máscaras negras, sombreros con plumas y cascabeles. Es una danza alegre y festiva que se lleva a cabo en honor a los santos patronos.
Debido a los cambios y tropicalización de esta tradición nos podemos encontrar con tres variantes: los negros "amarillos" (smukuku negros), los negros altos o "emplumados" (xatalhman) y los negritos de la costa (lakapunkswa negros) o negros agachados.
En su gran riqueza, Puebla también tiene a los Huehues, del náhuatl “viejos”. Una tradición en la que originalmente, los indígenas se disfrazaban de viejos para celebrar y beber pulque, que era una bebida que solo los adultos mayores podían consumir, a su vez, también lo hacían para burlarse de los españoles y sus tradiciones.
Esta tradición tuvo un gran apego a la cultura poblana y fue adoptada por los antiguos barrios de Puebla, como el de El Alto, de Analco, Xonaca o el de La Luz. Hoy en día, esta tradición es un carnaval que se ha extendido a otros lugares del estado: Tetela de Ocampo, Acatlán de Osorio, Huauchinango y el más característico, el de Huejotzingo, aunque cada uno con sus propias particularidades.
Una de las peculiaridades de esta tradición es que se tienen danzas especiales, por ejemplo, el “Baile de la Muñeca”, donde el huehue carga con una muñeca disfrazada y esta simboliza que pronto será el inicio de la Cuaresma y se deberá entrar en un periodo de reflexión, de este modo también adoptó creencias del catolicismo formando una práctica con un nuevo sentido.