
El presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva exigió este martes en el debate del 78 periodo de sesiones de la Asamblea General de la ONU que los países ricos cumplan sus promesas y ayuden financieramente a los menos desarrollados en la lucha contra el cambio climático.
"Sin la movilización de recursos financieros y tecnológicos no se puede implementar lo que decidimos en el Acuerdo de París y en el marco global de la biodiversidad; la promesa de destinar 100.000 millones de dólares anualmente para los países en desarrollo sigue siendo eso, una promesa", criticó Lula.
El presidente destacó que Brasil está "a la vanguardia" de la transición energética porque el 87 por ciento de su energía eléctrica proviene de fuentes limpias y renovables, y también exhibió logros en materia de preservación de la Amazonía, destacando que en los últimos ocho meses la deforestación cayó un 48 por ciento.
"El mundo entero siempre habló de la Amazonía, y ahora la Amazonía está hablando por sí misma", aseguró el presidente brasileño, citando la reciente cumbre que reunió a los países amazónicos para trazar estrategias conjuntas de preservación y desarrollo sostenible.
Además de estrechar lazos con los países vecinos, Lula prometió profundizar el diálogo con otros países con selvas tropicales en África y en Asia.
Afirmó que la idea es llegar a la COP-28 que se celebrará en Dubái en noviembre con una visión conjunta que refleje "sin ninguna tutela, las prioridades de preservación de las cuencas amazónica, del Congo y de Borneo-Mekong".
Lula también destacó que Brasil apuesta por las energías renovables, que el potencial de producción de hidrógeno verde es enorme y que con el plan de transformación ecológica quiere apostar por la industrialización y las infraestructuras sostenibles.