Hoy en día hablar de esclavitud es algo impensado para la mayoría, ya que en casi todo el mundo esto es algo que se abolió desde hace décadas; sin embargo, la esclavitud sigue presente de diferentes formas, casi siempre en lugares muy reconditos del planeta, pero también en países que se consideran en vías de desarrollo o en los completamente desarrollados.
Cada 2 de diciembre, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) estableció que se conmemoraría el Día Internacional para la Abolición de la Esclavitud. La fecha se eligió para que coincidiera con el aniversario en que se concretó el Convenio para la Represión de la Trata de Personas y de la Explotación de la Prostitución Ajena, un convenio aprobado el 2 de diciembre de 1949.
La ONU reconoce que este sigue siendo un problema en pleno siglo XXI, y ese es precisamente el objetivo de este día: crear conciencia y buscar mecanismos para erradicar las diferentes formas de esclavitud moderna. Esto es algo que afecta a todos por igual, entiéndase niños, niñas, mujeres y hombres, aunque una constante es que la mayoría pertenece a grupos vulnerables.
Según el Índice Global de Esclavitud elaborado por la organización Walk Free, en México existen al menos 850,000 personas en situación de esclavitud moderna, es decir, 6.6 personas por cada 1,000. De igual forma, nuestro país es el cuarto con más vulnerabilidad de esclavitud moderna, con un 58 % de probabilidades de que las condiciones de una persona lo orillen a dicha situación.
Por otra parte, de acuerdo con la ONU, la esclavitud moderna es “la antítesis de la justicia social y el desarrollo sostenible”, pues en la actualidad este problema es más grande de lo que se cree. Según las estimaciones de la organización, hasta el 2021 se calculaba que había, como mínimo, 49.6 millones de personas víctimas de la esclavitud, siendo un aumento considerable en comparación con las cifras del 2016, cuando se estimaban 40 millones de personas en dicha situación.
¿Cuáles son las principales formas de esclavitud hoy en día?
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De acuerdo con la ONU, las principales formas de esclavitud en nuestros tiempos son dos: los trabajos forzosos y el matrimonio forzado. En ambos casos las víctimas están sujetas a abusos, explotación, violencia, engaños y amenazas que los coaccionan y les impiden salir de su situación, toda vez que están a expensas de una persona o un grupo de personas que controlan cada aspecto de su vida.
De los 49.6 millones de víctimas de esclavitud, hasta el 2021 los trabajos forzados acumulaban a 27.6 millones de personas, es decir, 3.5 personas por cada 1,000 en el mundo. En cuanto a los sectores poblacionales que son usados para estas actividades, los más afectados son los hombres, con 15.8 millones, mientras que las mujeres y niñas acumulan 11.8 millones de víctimas. Debido a la naturaleza de las actividades que son forzados a hacer, 3.3 millones de niños no asisten a la escuela.
Para evidenciar qué tanto ha incrementado este tipo de inconveniente, en 2016 se calcula que habían 24.9 millones de personas en esta situación. Parte del aumento se dio gracias a la pandemia por Covid-19, ya que en los meses más apremiantes hubo un marcado endeudamiento de los trabajadores, lo que propició que se vieran forzados a hacer otro tipo de trabajos.
Los trabajos forzados incluyen todo tipo de actividades, pero son más marcados en el sector privado, donde concentra el 86 % de los trabajadores, mientras que el 14 % se dan el labores estatales. El primer grupo incluye a la industria manufacturera, la de mayor demanda de trabajos forzosos, seguida de la construcción, los trabajos agrícolas y las acciones domésticas.
Otras áreas son la minería en la que se usa a adultos mayores, pescadores obligados a abordar buques pesqueros, personas forzadas a mendigar en la calle y las que son sometidas a acciones ilícitas. Algo que también se incluye son las diferentes formas de explotación sexual, principalmente la forzada y la comercial. Las personas más expuestas a ser víctimas de trabajos forzados son los migrantes, ya que cuando se van a otro país de manera irregular, quedan vulnerables a la esclavitud ya las condiciones de contratación y trabajo injustas.
Por su parte, el matrimonio forzado congrega a los 22 millones de víctimas restantes a nivel mundial. Es un hecho que también afecta a los hombres y jóvenes varones, pues representan 7.1 millones del total, pero las más afectadas son las mujeres y las niñas, pues congregan a 14.9 millones del total de víctimas. El completo de personas forzadas a contraer nupcias es equivalente a 2.8 por cada 1,000 personas del mundo.
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Es algo que se da en todas las partes del mundo sin importar cultura o religión, eso es un hecho, pero la mayoría de los casos se concentran en Asia y la región del océano Pacífico, con un acumulado de 14.2 millones. En segundo lugar está África con 3.2 millones de víctimas y Asia Central y Europa con 2.3 millones de registros.
Más allá del registro bruto, la región en la que el promedio de matrimonios forzados es más alta es en los Estados Árabes, donde se tienen 4.8 casos por cada 1,000 habitantes, y luego se encuentra Asia y el Pacífico con 3.3 por cada 1,000.
Un factor determinante para que una persona sea víctima de matrimonio forzado es la condición económica, pues es en esa situación que las mujeres, principalmente, queden inmunes. En la mayoría de los casos las personas son forzadas por sus propios familiares, ya que el 73 % de los casos las personas son obligadas a casarse por sus padres, mientras en el 16 % por otro miembro de su familia. Sólo el 26 % de todos los casos de matrimonio forzado en el mundo suceden en países con ingresos altos o medio altos.
