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En Francia, un niño de 11 años logró sobrevivir sin recursos esenciales durante más de dos años después de ser abandonado por su madre en la localidad de Nersac, con apenas 2,400 habitantes. La madre tomó la decisión de dejar al menor a su suerte en 2020, tras divorciarse y mudarse a una localidad vecina.
Durante este período, el niño subsistió sin electricidad, agua caliente ni calefacción, enfrentándose a la adversidad con pequeñas cantidades de comida que obtenía a través de pequeños robos a sus vecinos. A pesar de conocer la situación, ninguno de sus familiares denunció los hechos a las autoridades.
El modesto piso donde el niño vivió carecía de las condiciones básicas, obligándolo a asearse con agua fría y a buscar comida de manera furtiva. Aunque la madre visitaba esporádicamente al niño, rechazó la intervención de los vecinos que intentaron proponer soluciones.
Sorprendentemente, el niño continuó asistiendo al colegio con normalidad, manteniendo una apariencia limpia, ropa en buen estado y destacándose académicamente, sin levantar sospechas entre sus compañeros y maestros.
La situación salió a la luz más de dos años después gracias a la denuncia de un residente de Nersac. Tras la intervención de la policía y servicios sociales, se confirmó el abandono del menor. La alcaldía de Nersac y los servicios sociales lograron encontrar una familia de acogida para el niño, quien se comportó de manera ejemplar, sin expresar resentimiento hacia su madre.
Después de una extensa investigación, la madre fue condenada a un año y medio de cárcel por abandono, aunque finalmente solo cumplirá seis meses de vigilancia con un brazalete electrónico, tras negar los cargos en su contra.
