El deporte, lejos de ser un símbolo de paz en el mundo

El deporte, lejos de ser un símbolo de paz en el mundo

Foto: Internet

Cada 6 de abril se celebra el Día Internacional del Deporte para el Desarrollo y la Paz, cuyo objetivo es concientizar sobre la importancia del deporte en la difusión de los derechos humanos. Aunque es bien sabido que estas actividades se hacen con fines de unión entre la gente, en la actualidad han tomado un rumbo distinto, en el que predomina la división y la violencia en todo el mundo.

 

Esta efeméride se originó en el 2013 gracias a la ONU, como una forma de reiterar la importancia que tiene el deporte para formar lazos de unión entre individuos y grupos como una vía para la paz y el desarrollo. De igual forma, se enaltece la figura del deporte como una práctica importante para la actividad física en la salud, la educación, la inclusión, la igualdad y el desarrollo sostenible de los países.

 

No obstante, en los últimos años se ha vuelto común ver cómo el deporte se inunda de diferentes expresiones de odio y discriminación, además de que se usa como un escenario para la violencia. Racismo, homofobia, fascismo, machismo y batallas campales que terminan en tragedia, son algunos percances que se ven en el mundo deportivo y contradicen a lo que dicta la conmemoración.

 

Los principales factores que provocan las confrontaciones en eventos deportivos son la excesiva preocupación por el triunfo y la extrema comercialización y exposición que hay alrededor de los deportistas. Asimismo, está el hecho de que los mismos equipos o deportistas se encargan de enarbolar la enemistad contra sus similares bajo el argumento de la rivalidad, lo que luego se traduce en violencia.

 

 

En años recientes un factor más que entró en juego para generar violencia en los deportes son las apuestas. Y es que cada vez hay más intereses en juego para los eventos de esta naturaleza, derivados del negocio que hay en torno a las apuestas deportivas. Una derrota o un mal resultado que suponga pérdidas significativas puede ser el detonante para actos que atentan contra el deporte.

 

El deporte es uno de los sucesos masivos de mayor influencia en nuestros días, ya que las distintas disciplinas son vistas por millones de personas cada como el futbol, el americano o las olimpiadas. Esto, lejos de ser una oportunidad para unir a los pueblos o fomentar los valores, se convierte en el escenario ideal para la politización de las masas y para la dispersión de discursos de odio.

 

Dado que el deporte tiene un gran impacto social, cualquier acto de violencia cobra más relevancia. La violencia en el deporte no sólo se ve en las agresiones físicas, sino que también incluye violencia sicológica y expresiones políticas que se enfocan en afectar a un sector en especial.

 

Por ejemplo, hoy en día el futbol de las principales ligas de Europa atraviesa por reiterados casos de racismo, lo que se ve en países como España, Italia e Inglaterra, algo que sólo supone una forma de discriminación, pero también afecta directamente al sentido de unidad de este y otros deportes. Más allá de ser hechos aislados, estos se han repetido más y más en los últimos años, repercutiendo directamente en el desempeño deportivo.

 

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De igual forma están las agresiones que se dan directamente entre los aficionados, lo que se ve especialmente en los deportes que son vistos y seguidos por masas, siendo el más recurrente el futbol. Este es un fenómeno que se vive en todo el mundo, pero más entre los aficionados de Sudamérica, pues ahí es donde se vive con más intensidad este deporte.

 

Por si fuera poco, gran parte de los deportes se han politizado enormemente, lo que supone un área más para la discusión extradeportiva. Atletas o equipos que son usados como símbolos de nacionalismo o de una confrontación política llevan a que la competitividad deportiva quede en segundo término y se tome más como una guerra entre países.

 

 

Aunque la mayoría de estos casos se queda entre los aficionados, en muchas situaciones se traslada a violencia directa en contra de los deportistas. Amenazas, agresiones físicas, actos de discriminación y, en los casos más extremos, homicidios, son sólo algunas de las formas de violencia que los atletas viven cuando un contexto está condicionado de manera hostil.

 

Para corregir esta situación, es importante que los actores involucrados en gestionar el deporte y los gobiernos en todo el mundo también asuman su rol como constructores de la paz y la unidad. Organizaciones como la FIFA o el Comité Olímpico Internacional, que no han estado exentos de polémicas, tienen el deber de implementar medidas que ayuden a disminuir los actos violentos de todo tipo durante el desarrollo de sus eventos deportivos, a fin de hacer que sean verdaderos espacios de paz, desarrollo e inclusión.

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