La violencia no es justificable ni válida como una forma de crianza: Valeria Segura

La violencia no es justificable ni válida como una forma de crianza: Valeria Segura

Foto: Imagen Poblana y Enfoque

Por iniciativa de la Asamblea General de las Naciones Unidas de 1989, cada 25 de abril se conmemora el Día Internacional de la Lucha Contra el Maltrato Infantil, una fecha en la que se busca concientizar sobre los daños que esto tiene en niñas, niños y adolescentes (NNA). En México este es un problema que se ha normalizado y que da como resultado cifras alarmantes de menores que sufren maltrato.

 

Para ahondar en cómo esto afecta al cerebro de los NNA, la neurosicóloga infantil Valeria Segura comentó, en entrevista para Imagen Poblana, las diferentes formas de maltrato que sufren los niños y los efectos en su crecimiento. De igual forma, aseguró que en la temporada electoral que atraviesa el país, el cuidado de los niños no figura entre las prioridades de los políticos.

 

Valeria Segura es neurosicóloga y activista por los derechos de los niños, niñas y adolescentes, vocación que escogió ante la evidente necesidad que notó de ayudar a este sector de la población que vive desprotegido. Laboró con organizaciones de la sociedad civil como “33 Mujeres” y “Save the Children”, así como con instancias públicas como la Comisión de Derechos Humanos, la SEP y la UNESCO.

 

Cuando un menor es víctima de algún tipo de maltrato, explicó, tiende a generar una serie de rasgos atípicos, tanto en lo físico como en los conductual. Lo usual es que sean desconfiados y temerosos a las reacciones de los adultos, además de que tienen conductas ansiosas como morderse las uñas, arrancarse el cabello, sudar en exceso y dormir mal o hasta mojar la cama.

 

Los maltratos que sufre un niño o adolescente no sólo se ven con lesiones físicas o la adopción de ciertas conductas, sino que también hay perjuicios en el cerebro. Expuso que este no termina de desarrollarse hasta los 21 años, pero es en la etapa de la niñez y la adolescencia cuando se forjan las características que los definirán como adultos.

 

“Un niño en un entorno agresivo, violento u hostil va a determinar redes neuronales que van a estar en una ‘super activación’, por lo tanto, va a ser una persona ansiosa, con dificultades de autoestima y de gestión de emociones”, dijo Valeria.

 

Aseguró que en algunos casos donde los infantes están expuestos a un maltrato constante, su cerebro genera patrones de actividad similares los de un veterano de guerra. Un menor maltratado que crece sin reparar el daño, por lo general es un adulto disfuncional en sus relaciones interpersonales, aunque también puede llegar al consumo de sustancias nocivas y repetir el ciclo de violencia.

 

Si bien Valeria reconoce la importancia de buscar ayuda sicológica para revertir los daños de la infancia, también es consciente de que estos servicios son costosos o en el ámbito público no se atienden con la periodicidad adecuada. Esto, dijo, parece una condena en la que la pobreza y la violencia son un ciclo sin fin.

 

Para empezar a revertir esta situación y generar nuevas formas de crianza, la especialista señaló que es importante que los cuidadores se den cuenta de que no le pueden pedir a los niños que no se comporten como tal y, en contraste, se debe priorizar el entendimiento de sus necesidades para adaptarse a ellos y darles las herramientas para un sano desarrollo.

 

“La mejor manera de hacer esto es con tres puntos clave: el primero es entender que la violencia nunca será justificable y no es válida como una forma de crianza; la segunda es aprender a observar a nuestras niñas y niños; y la tercera es buscar información para la crianza de las niñas y niños”, sentenció Valeria.

 

Una de las últimas consecuencias a las que pueden llevar este tipo de traumas es el suicidio. De acuerdo a la Encuesta Nacional de Salud (ENSU) del 2020, ese año 1,150 menores se suicidaron, dando un promedio de tres al día. Sobre esto, Valeria acotó que ella colaboró con el Instituto Nacional de Salud Pública entre 2017 y 2018 en una investigación cuyo fin era explicar el suicidio en adolescentes.

 

Entre los resultados, se evidenció que una de las principales causas era la violencia que vivían al interior de sus hogares. Por lo anterior, dijo, es alarmante que se tenga un promedio diario de tres menores que se quitan la vida, al mismo tiempo de que en un día son asesinados siete menores, dando un promedio de diez menores que perecen cada día por motivos de violencia.

 

“Al abandonar a nuestras NNA, estamos abandonando el futuro de nuestro país. Estas niñas y niños merecen ser protegidos. Es responsabilidad de nosotros y del estado, garantizarles entornos libres de violencia”, sentenció Valeria.

 

Las infancias están olvidadas en la agenda de los políticos

 

Por otra parte, al preguntarle a Valeria sobre el proceso electoral que atraviesa el país, donde se cambiará al presidente y gobernador del estado, ella aseguró que, de momento, ningún candidato ha incluido en su agenda el cuidado infantil. Agregó que es sumamente alarmante, ya que es uno de los principales problemas del país.

 

“Esto debería estar a la punta de las agendas; sin embargo, no todos los candidatos se preocupan o sus propuestas son muy poco realistas para lo que en realidad se tiene que hacer y trabajar con esta población que es tan vulnerable”, manifestó.

 

Desde su punto de vista, dicho olvido por las infancias obedece, en primer lugar, a que este grupo etario no tiene peso electoral, toda vez que no votan y no vale la pena concentrarse en ellos. Por otra parte, es un tema del que poco o nada conocen y prefieren no abordarlo. En última instancia, subrayó que no hay sensibilidad ante este problema que atañe a todo el país.

 

Finalmente, recordó que actualmente en México no se han abordado varias vertientes en torno a los problemas que aquejan a los niños. Por ejemplo, todavía no hay un registro de menores en situación de calle o en orfanatos, por lo que son estos los que luego son usados para diferentes ilícitos como trata de personas, crimen organizado, explotación sexual o venta de órganos.

 

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