México tiene grandes probabilidades de tener su primera presidenta mujer. Este es un gran hito, teniendo en cuenta que, históricamente, el acceso de las mujeres a la política desde la Revolución de 1910 ha sido muy acotado. No obstante, desde la promulgación en 2019 de la ley de "paridad en todo", que dictamina un 50% de participación de mujeres en candidaturas y puestos de poder en todos los niveles estatales, ha habido cambios en materia de igualdad. Sin embargo, la legislación aún no alcanza a resolver las desigualdades y la violencia de género en el país.
"Desde una reforma no se cambia la realidad de las mujeres de un día para otro, pero se avanza, se va mejorando", afirma la investigadora Lorena Vázquez, especialista en políticas de género. "No se trataba de una resistencia de los mexicanos contra la postulación de mujeres a puestos de decisión. En realidad, lo que se veía era la resistencia de los partidos, no la resistencia de la ciudadanía", señala Vázquez, quien además asegura, "hoy los partidos mayoritarios, los que tienen posibilidades de ganar, por primera vez postularon a mujeres a la presidencia de la República. Y eso es histórico".
La participación femenina ha sido esporádica a lo largo de los años frente a la gran mayoría masculina. Entre 1953 y 2015 hubo solo seis gobernadoras. Actualmente, son diez los estados con una mujer a la cabeza. Por otro lado, hubo algunas candidaturas femeninas a la presidencia que permanecieron en la marginalidad. Mientras tanto, las legislaciones que garantizaban la igualdad fueron ascendiendo a partir de la Cuarta Conferencia Mundial sobre la Mujer de Pekín en 1995, desde la cual se comenzó a adoptar leyes y normas afirmativas para garantizar el acceso de la mujer a los espacios públicos.
En 2002, se aprobó una "cuota de género", la cual otorgaba un tercio de las candidaturas de los partidos a las mujeres. Luego, en 2014, el Congreso estableció la paridad obligatoria. Sin embargo, los partidos presentaban a sus candidatas en distritos con pocas posibilidades de ganar. Frente a esto, surge la legislación "paridad en todo" que ordena que los tres niveles de gobierno y los organismos públicos autónomos reserven el 50% de los puestos de toma de decisiones a las mujeres.
Vázquez afirma que "México está a la vanguardia de todos los países del mundo en adopción de mecanismos formales para garantizar el acceso de las mujeres a todos los espacios de decisión (…) El país fue muy constante en las reformas y en ir mejorando los mecanismos. Y fue progresivo: se fueron haciendo reformas hasta que se llegó a 2019. Institucionalmente, hay mecanismos fuertes para que lo que dice la ley se convierta en realidad".
Sin embargo, esta ley no garantiza que las mujeres electas tengan una perspectiva feminista o de defensa de la agenda de la mujer, como tampoco hay garantías de ejercer sus cargos libres de violencia machista. También hay muchas áreas donde se registra un alto grado de desigualdad, como el acceso al empleo formal, el cual sigue siendo menor para las mujeres. Por otro lado, México registra una tasa de feminicidios de 1,5 por cada 100.000 habitantes, la quinta más alta en toda Latinoamérica.
"México todavía tiene muchas prácticas patriarcales y hay mucho machismo, sin duda. Los cambios culturales siempre llevan más tiempo. Lo que hacen las acciones afirmativas, como en este caso las cuotas de género o la paridad, es reducir el tiempo que llevaría a una sociedad como México llegar a esa igualdad sin la intervención del Estado", afirma la especialista en políticas de género.