“¿Qué se tienen que meter?”

“¿Qué se tienen que meter?”

Ya sabíamos que a López Obrador no le gusta que nadie le lleve la contraria. Que no le gusta perder. Y que, si pierde, lanza una pelota de beisbol a la espalda y la cabeza de quien le gane.

 

Bueno, ya no llega a esos extremos, pero su iracundia verbal sí que hace presa de quienes muestran opiniones que no le agradan, que no coinciden con lo que maquina en su cabecita.

 

El “¿qué se tienen que meter?” con el que feroz se lanzó recién en contra de miembros del prestigiado Instituto de Investigaciones Jurídicas de nuestra Máxima Casa de Estudios no es sólo una muestra de esa terquedad que también le caracteriza, sino además una peligrosa muestra de imposición y cancelación de la libertad de expresión.

 

Coincidieron las opiniones de los juristas sobre la reforma al Poder Judicial con la encuesta que Morena mandó a levantar para conocer lo que piensa “el pueblo bueno y sabio” de ella, lo que por sus resultados sí le gustó al energúmeno de Palacio.

 

Calle la inteligencia. Que sólo hable el populacho.

 

Lo bueno es que ya casi se va…

 

… aunque la que viene no canta mal las rancheras en el mismo tono y ritmo.

 

*  *  *

 

Sí. Es cierto. AMLO tiene a la UNAM en su mira telescópica desde Palacio Nacional.

 

Frecuentemente la critica que dizque porque “ya se derechizó”.

 

Y como fueron vanos sus intentos de meter sus tabasqueñas manos en la sucesión de Enrique Graue, pues espero a que el asunto se enfriara para cobrar venganza en forma de una persecución penal por una supuesta defraudación fiscal en contra del respetado oftalmólogo.

 

Verdad todo lo anterior, ¿puede justificarse, entonces, que por temor el nuevo rector –de cuyo nombre ni me acuerdo-- desautorice a los investigadores de la propia Universidad que encabeza administrativamente?

 

¿O será que el funcionario universitario en realidad es chairo?

 

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Cuentan los vecinos de la célebre lonchería La Vaquita Negra, en los portales de Toluca, que la gobernadora Delfina Gómez ya está hasta los aretes del enfrentamiento que su secretario de gobierno, Horacio Duarte, tiene con el hijo más político de AMLO: mi tocayo Andy López Beltrán.

 

Y es que desde Palacio Nacional y desde el Pedregal de San Ángel el junior interviene en más decisiones políticas de la administración mexiquense que el mismo Duarte.

 

Andy, es cierto, ha colocado en posiciones de privilegio --económico, sobre todo--, a sus allegados y allegadas.

 

También interviene en temas de seguridad pública, como en el reciente relevo del titular policiaco.

 

Pero que el colmo fue que haya acercado a la excandidata priísta Alejandra del Moral con Claudia Sheinbaum, lo que la señora Gómez había pedido a Duarte que evitara.

 

El encuentro se dio. Y todo porque Andy intervino… como en todo.

¿Quién gobierna en el Estado de México?

 

¿Acaso mi tocayo?

 

 

@AndySKBrown1