El ataque en el Líbano es "un crimen premeditado y un acto de terrorismo", comentó a Sputnik el ministro de Trabajo libanés, Mustafá Bayram. En sus palabras, Israel realizó el ataque con buscapersonas tras su fracaso militar, por lo tanto, decidió recurrir a la guerra psicológica. A su vez, Hizbulá responderá apropiadamente, subrayó.
"Lamentamos la pérdida de nuestros amigos y seres queridos, pero Hizbulá ha superado el shock y mira hacia adelante. Y la solidaridad libanesa, de la que todos hemos sido testigos, sienta las bases para construir una nación capaz y poderosa", enfatizó.
También señaló que las discrepancias internas del Líbano se están resolviendo mediante el diálogo y el acercamiento, hablando con "una sola voz" contra la amenaza. A pesar de que las fuerzas de Tel Aviv cuentan con el apoyo militar internacional, Hizbulá podría "asestar un doble golpe" como represalia.
"Nos enfrentamos a fuerzas internacionales que apoyan al Ejército israelí con toda la tecnología posible, pero tenemos la voluntad y la inteligencia para asestar un doble golpe en respuesta a este crimen. Hizbulá responderá apropiadamente y tomará las medidas necesarias como parte de un plan bien pensado", advirtió el ministro.
El 17 de septiembre se produjo la explosión masiva de dispositivos electrónicos de comunicación en distintas zonas del Líbano, que dejó al menos 12 muertos y más de 4.000 heridos. De acuerdo con el Gobierno del país, fue un ciberataque de Israel. El movimiento libanés Hizbulá también responsabilizó al Estado judío de las explosiones de los bíperes.
Los integrantes de la milicia libanesa utilizan los mencionados aparatos en lugar de los teléfonos móviles para evitar ser rastreados.
El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, aprobó la operación para hacer explotar los bíperes en el Líbano en una reunión con sus ministros y jefes de los servicios de seguridad, informaron varios medios estadounidenses.