Junto con el líder del movimiento Hizbulá, Hasán Nasralá, también murió en el ataque aéreo israelí contra un suburbio de Beirut del pasado 27 de septiembre, el comandante de Hizbulá, Ali Karaki, declaró el vicesecretario general del movimiento, Naim Qasem.
"El comandante Ali Karki y el comandante del Cuerpos de la Guardia Revolucionaria Islámica Abbas Nilusham fueron asesinados junto con nuestro líder. El jefe de la seguridad del secretario general, Ibrahim Jazini, y su guardaespaldas personal, Samir Harb, figuran entre los muertos", declaró Qasem en el canal de televisión libanés Al Mayadeen.
El vicesecratario de Hizbulá destacó que las afirmaciones israelíes de que más de 20 comandantes estaban presentes en la reunión junto con el secretario general "son mentiras".
Qasem agregó que "si Israel decide llevar a cabo una operación terrestre, las fuerzas de la resistencia estarán preparadas" para ella.
"La Resistencia Islámica [Hizbulá] seguirá enfrentándose al enemigo israelí en apoyo de Gaza y Palestina, en defensa del Líbano y su pueblo, y en respuesta a los asesinatos", enfatizó.
Además, indicó que pronto se elegirá al nuevo líder del movimiento. "Elegiremos al secretario general del partido lo antes posible y ocuparemos los puestos de mando adecuadamente y los nombramientos no serán difíciles", señaló Qassem.
Explicó que el sistema de personal del partido está afinado y que se ha preparado a otros miembros para los puestos de dirección en caso de fallecimiento o incapacidad de mando, por lo que la estructura del movimiento seguirá funcionando de acuerdo con la estrategia adoptada.
Israel y el Líbano se encuentran en una guerra no declarada desde el 8 de octubre de 2023, cuando el movimiento Hizbulá comenzó a lanzar misiles y drones suicidas hacia las comunidades del norte de Israel como gesto de solidaridad con el movimiento palestino Hamás, tras su incursión armada en Israel, que, a su vez, respondió a cada ataque. Decenas de miles de israelíes residentes en el norte fueron desplazados a otras zonas del país.
Las acciones de ambos bandos han ido escalando, Israel ha eliminado a decenas de altos cargos de Hizbulá, incluido su líder, Hasán Nasralá, en los últimos dos meses, y se teme que el conflicto pueda convertirse en una guerra abierta o, incluso, una regional.