Así han fracasado los esfuerzos del gobierno contra la obesidad infantil

Así han fracasado los esfuerzos del gobierno contra la obesidad infantil

Foto: Enfoque

Y va de nuevo. Tras varios intentos, el gobierno federal va contra la venta de comida chatarra en las cooperativas escolares. Al menos eso dijo el titular de la SEP federal, Mario Delgado, al afirmar que la venta de productos como papitas, chicharrones, refrescos y dulces en las tiendas instaladas en los interiores de los planteles han provocado que México sea uno de los países con mayores niveles de obesidad infantil en el mundo.

 

 

No obstante, esta medida ya había sido implementada años atrás. Tan sólo en el 2021, la Cámara de Diputados votó a favor la prohibición de vender comida chatarra a menores de edad en escuelas públicas y privadas de educación básica. El dictamen aprobado reformaba el artículo 50 de la Ley General de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes para señalar que los niños tienen derecho a disfrutar del más alto nivel posible de salud, por lo que se debía combatir la desnutrición crónica y aguda, sobrepeso y obesidad, así como otros trastornos de conducta alimentaria. Pero no resultó, porque las tiendas escolares continuaban vendiendo gran variedad de alimentos llamados "chatarra".

 

En el mismo tenor, el año pasado, la Cámara de Senadore aprobó una reforma a la Ley General de Educación con la que se establecía la prohibición de colocar publicidad de alimentos y bebidas con bajo valor nutricional dentro de los planteles escolares y sus inmediaciones. Esta medida buscaba evitar que los estudiantes estuvieran expuestos a alimentos con bajo valor nutricional. El resultado fue un fracaso. Los menores continuaban comprando papitas, refrescos, pastelillos, pizzas y todo tipo de alimentos procesados.

 

De igual forma, otra medida que implementó el gobierno federal para el control de la obesidad y las enfermedades crónicas no transmisibles fue el Sistema de Etiquetado Frontal de Alimentos y Bebidas (SEFAB), pero de nada sirvió, ya que los estudiantes continuaron llevando dentro de su lunch bebidas azucaradas y en los refrigeradores de las tiendas escolares es posible encontrar refrescos y jugos.

 

Dentro de este conjunto de políticas implementadas con la intención de contrarrestar la obesidad infantil, se ejecutó el retiro de imágenes de personajes de empaques de alimentos y bebidas. Cheetos le dijo adiós a Chester Cheetos; Bimbo a Nito y al entrañable Osito; Kellogg´s al Tigre Toño, al gallo Cornelio, al elefante Melvin y el tucán Sam. También se fueron el pato Pascual, el rey Carlos V de los chocolates y la imagen de la chica en el refresco Lulú, entre otros. Esta medida buscaba reducir el consumo de productos con altos niveles de azúcar entre los menores. Medida que tampoco rindió frutos.

 

Datos de la plataforma miescuelasaludable.org revelan que de 15,101 reportes recabados en el ciclo escolar 2023-2024, al menos 10 533 planteles reportaron datos que confirman la venta de productos chatarra. Además, 95 % de los institutos venden bebidas azucaradas, 79 % refrescos, y en siete de cada diez centros se reporta la comercialización de productos chatarra fuera de las escuelas.

 

Mientras que solo el 19 % vende fruta y verdura; 21 % cuenta con dispensadores de agua potable; 10 % vende cereales integrales y semillas, y 4 % cuentan con un comité de vigilancia que evite la comercialización diaria de frituras, galletas, refrescos y jugos embotellados.

 

De acuerdo a la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición 2022, el sobrepeso y la obesidad en niñas, niños y adolescentes han aumentado entre 5 % y 7 %, dependiendo de la edad, en comparación con 2018. 7.7 % de los niños y las niñas menores de 5 años presentan sobrepeso u obesidad, mientras que 37.3 % de los niños y las niñas de 5 a 11 años y 41.1% de adolescentes de 12 a 19 años tienen este mismo problema de salud.

 

En México, el sobrepeso y la obesidad infantil han aumentado 120 % en las últimas tres décadas, proyectando que para el 2030, 7 millones de niños y jóvenes vivirán con exceso de peso y 50 % desarrollarán diabetes a lo largo de su vida. Además, hay un mayor riesgo de que desarrollen presión arterial alta, colesterol alto, asma, problemas en articulaciones y trastornos mentales. Asimismo, también hay impactos económicos insostenibles para el Estado, ya que tan sólo atender la obesidad infantil cuesta 650,000 millones de pesos cada año.

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