
A principios de febrero, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo, llegaron a un acuerdo para suspender hasta el 4 de marzo la imposición de aranceles generales a los productos mexicanos. Este plazo de un mes fue concedido con la condición de que México demostrara avances en materia de seguridad, combate al tráfico de fentanilo y reducción de los flujos migratorios hacia la frontera.
En declaraciones a Fox News, Trump reconoció los esfuerzos del gobierno mexicano, calificándolos como "notables", pero advirtió que no han sido suficientes. Por ello, no descartó la posibilidad de aplicar sanciones comerciales una vez que expire el plazo acordado. Esta postura ha mantenido en vilo a las relaciones bilaterales, especialmente desde que Trump intensificó su política proteccionista.
"Los aranceles (a México y Canadá) van adelante en tiempo y según lo agendado”, señaló Donald Trump en una conferencia de prensa en la Casa Blanca.
— NMás (@nmas) February 24, 2025
"Los aranceles siguen y vamos a recuperar mucho territorio. Todo lo que queremos es ser recíprocos", aseguró.
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El 12 de febrero, el mandatario estadounidense firmó una orden ejecutiva para imponer aranceles de 25 % a las importaciones de acero y aluminio provenientes de todos los países, incluido México. Esta medida generó una fuerte reacción por parte del gobierno mexicano, que la calificó como injusta. Según las autoridades mexicanas, México importa más acero del que Estados Unidos compra a México, lo que significa que el déficit comercial en este sector favorece a la nación norteamericana.
Otra amenaza es la posible imposición de aranceles de hasta 25 % a la importación de automóviles, una medida que podría afectar gravemente a la industria automotriz mexicana, dado que la mayor parte de su producción está destinada al mercado estadounidense. Ante este escenario, algunas armadoras, como la japonesa Nissan, comenzaron a evaluar la posibilidad de trasladar parte de su producción a Estados Unidos para evitar los aranceles.
Estas tensiones comerciales pusieron a prueba la relación entre ambos países, especialmente en un momento en el que México busca mantener el acceso preferencial a su principal socio comercial. Mientras el gobierno mexicano insiste en que las medidas de Trump son desproporcionadas, las empresas y sectores afectados se preparan para adaptarse a un entorno económico cada vez más incierto.