
Una intensa llamarada solar de clase X1.1, registrada el 28 de marzo de 2025 a las 15:20 UTC, generó alerta entre los expertos en clima espacial, aunque la Tierra logró esquivar sus efectos más severos. El fenómeno fue detectado por el Centro de Predicción del Clima Espacial (SWPC) de la NOAA, y se originó en la región activa AR4046 del Sol, catalogándose como un evento R3 debido a su potencial para afectar comunicaciones de alta frecuencia. Sin embargo, la mayor parte de la energía se dispersó sin impactar de lleno al planeta.
Las imágenes divulgadas por la NOAA revelan la magnitud del estallido, acompañado por una eyección de masa coronal (CME) que emergió como una densa nube de plasma desde el Sol. Aunque este episodio no generó alteraciones en la magnetósfera terrestre, los científicos advierten que AR4046 sigue mostrando una actividad elevada y podría continuar emitiendo nuevas llamaradas en los próximos días.
Este suceso forma parte una fase de intensa actividad solar, poco después de que el Ciclo Solar 25 alcanzara su punto máximo a finales de 2024. Según la NASA, durante estos periodos el campo magnético del Sol se vuelve más inestable, lo que favorece la aparición de tormentas solares capaces de interrumpir señales de radio y generar auroras en lugares inusuales.
Los especialistas destacan que las llamaradas de clase X pueden impactar las comunicaciones en la cara diurna de la Tierra, afectando especialmente las frecuencias utilizadas en aviación y navegación marítima. Si bien en esta ocasión no hubo una interrupción prolongada, se registraron reportes de pérdida de señal en diversas regiones.
En caso de que una CME tenga una trayectoria directa hacia la Tierra, las consecuencias podrían extenderse a satélites, redes eléctricas y sistemas de geolocalización. Dependiendo de la velocidad de la eyección, el impacto podría sentirse en cuestión de horas o demorar varios días, por lo que el monitoreo de AR4046 se mantiene como una prioridad para anticipar posibles riesgos en los próximos días.
Aunque el Sol inició una fase de declive dentro del Ciclo Solar 25, que se extenderá hasta el 2031, los expertos advierten que eventos intensos pueden seguir ocurriendo, como ha sucedido en ciclos anteriores. Ejemplos recientes incluyen las llamaradas de mayo de 2024, que iluminaron los cielos con auroras visibles hasta en Florida y el Caribe, o la "Tormenta Solar de Halloween" de 2003, que afectó satélites y sistemas de comunicación.