
En la Basílica de San Pedro, el cuerpo del papa Francisco fue colocado por última vez ante los ojos del mundo y, durante tres días, su figura reposará en silencio, rodeada de rezos, flores y vigilancia, mientras expertos aplican un tratamiento delicado y meticuloso para preservar su imagen.
El rito de velación, tradicional en el catolicismo, permitió a fieles y visitantes despedirse del pontífice en un espacio solemne. A pesar de su alto cargo, el papa fue velado como un hombre común, como un líder querido y ahí es donde entra el procedimiento conocido como tanatopraxia.
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Esta técnica consiste en intervenir el cuerpo con métodos que van desde la limpieza hasta la restauración estética, todo con el objetivo de ofrecer una última imagen respetuosa del difunto. No se trata de embalsamar, sino de conservar con precisión lo que el tiempo comienza a borrar.
Quienes hacen este trabajo actúan con cuidado quirúrgico, ya que reparan lo que la muerte alteró, disimulan las huellas del sufrimiento, suavizan el impacto visual y, en casos como el del papa, donde el objetivo es preservarlo por más tiempo, se aplican sustancias que frenan las bacterias y reducen los efectos de la descomposición natural, sobre todo cuando el cuerpo debe estar expuesto varios días.
Polvo eres y en polvo te convertirás …..
— KDB (@KDB_Picks) April 22, 2025
Las 1eras imágenes de el #PapaFrancisco #PapaFrancesco descansando en la capilla del Domus de Santa Marta, tras su fallecimiento el lunes a los 88 años. El pontífice aparece vestido con sotana roja, la mitra papal y un rosario entre las… pic.twitter.com/BaoKxJ2ixd
La diferencia de tratamiento con respecto a cualquier otro ciudadano radica principalmente en el tiempo, pues mientras un velorio común dura unas pocas horas, el del pontífice se extiende por jornadas enteras.
Desde su fallecimiento el 21 de abril hasta la ceremonia fúnebre planeada para el sábado, pasarán casi seis días, por lo que no se trata de un embalsamamiento total, como el de líderes inmortalizados en vitrinas históricas, pero sí de una intervención más intensa, con compuestos como el formol y conservantes de acción prolongada.
También juegan un papel importante factores menos visibles como la temperatura del recinto y su ventilación. Ambos son determinantes para ralentizar el proceso natural de deterioro, y son cuidados con precisión para mantener el cuerpo en condiciones dignas.