
Cientos de miles de ciudadanos estadunidenses y migrantes que viven y trabajan allí, según el diario La Jornada; millones de acuerdo a los organizadores y Televisa-Univisión que realizó una espléndida cobertura, salieron a las calles de 2 000 poblados, ciudades y condados de los 50 estados de la Unión Americana bajo la consigna “No tenemos reyes”.
El enérgico coro de los reclamos ciudadanos fue multicolor pero los unió el repudio unánime al autoritarismo –neofascista, sin exageración– del casi octogenario Donald John Trump, contra los abusos y la corrupción del poder, las políticas antimigrantes y los recortes sistemáticos a los programas de salud y educación de la administración trumpista y secuaces que lo acompañan a pesar de sus muy bajas calificaciones e incompetencias como la cavernaria Kristi Noem o el animador de televisión venido a secretario de la Defensa Peter Brian Hegseth –un “muchacho” de 45 años– por la gracia del comandante en jefe de las fuerzas armadas, a quien también el sábado 14 festejaron el cumpleaños 79, con menos de 10 000 invitados a un extraño desfile militar que costó 40 millones de dólares. El pretexto fue el 250 aniversario del Ejército de Estados Unidos.
Lo sorprendente es que la generalizada corrupción trumpista practicada desde la Casa Blanca tanto por él como por su familia, todavía no adquiere la fuerza de la denuncia e impugnación suficientes, en un país que hizo de la lucha anticorrupción en otras latitudes parte de su geopolítica imperialista. Y no pocos incautos del círculo rojo son propagandistas de la honradez y transparencia de una clase política subsidiada por la plutocracia estadunidense, cuando los distingue la opacidad y la no rendición de cuentas; son una estatua a la corrupción política y económica.
Autofestejo presidencial que por algunas fotografías se deduce que el rey no estuvo cómodo, y que contrastó como el día respecto de la noche con la naturaleza combativa y alegre del gran reclamo ciudadano sin precedente en la historia estadunidense, al decir de los corresponsales David Brooks y Jim Carson, en Nueva York y Washington. Y como bien recuerdan, el comandante en jefe Donaldo Juan evadió el servicio militar obligatorio, bajo la justificación de una condición médica, que muchos otros de sus contemporáneos no lograron obtener.
Movilización millonaria por la concertación de voluntades que en la víspera obligó al megalómano a recular en otra de sus ilegales órdenes ejecutivas porque la terca realidad no se cambia con desgastadas frases grandilocuentes que no alteran los estados de ánimo ni de sus vástagos. Es decir, los indocumentados dedicados a la agricultura, la hotelería y restaurantes que tengan más de 20 años en USA, no deberán ser molestados por las salvajes huestes de Kristi Noem y pronto se expedirá la orden ejecutiva que le exigieron los potentados de los tres sectores económicos.
Y el rey también revira y amenaza a sus impugnadores y a la vasta ciudadanía que le retiró su apoyo y lo convirtió en el presidente menos respaldado en 80 años: “No me siento como rey, tengo que pasar por el infierno para lograr que se aprueben cosas”, comentó esta semana, y añadió “No, nosotros (sic) no somos un rey”. Pero apenas en febrero, de acuerdo con The New York Times, al autoelogiarse, concluyó un tuit con la frase: “Larga vida al rey”, en referencia a sí mismo. Y con tono de monarca, advirtió hace unos días que cualquier manifestante que se atreviera a protestar durante su festejo en Washington “enfrentará una fuerza muy fuerte”. El lenguaje grandilocuente y estrecho, divorciado de los matices, de la escala de grises, empieza a crearle seria dificultades a Donald John en USA y el mundo.
Acuse de recibo
El exjefe del Estado Mayor, el general Mark Milley, ofreció un mensaje dirigido al jefe de la Casa Blanca y comandante en jefe de las fuerzas armadas: “No prestamos juramento a un rey, o una reina, o un tirano o dictador, o alguien que desea ser dictador”. Más tarde, declaró que Trump es la persona “más peligrosa” para este país y es “un fascista en esencia”… “Chinga a la migra”, decía la cartulina de un manifestante en Brownsville, Texas, durante la marcha sabatina del 14 que involucró a millones de ciudadanos nativos, documentados e indocumentados –como los de mi numeroso y variopinto clan– de 2 000 condados, pueblos y ciudades de EU en una movilización sin precedente en la historia del país... “Carteles de la Gran Guerra Patria. Arte en tiempos de lucha”, en el Centro Nacional de las Artes, organizada junto con la embajada de Rusia en México, permanecerá hasta el domingo 22 de junio, en el Vestíbulo del Teatro de las Artes. Entrada gratuita; para agendar visita escriba a coordinaciondeexposiciones@cenart.gob.mx (.) En Río Churubusco 79, Churubusco Country Club, Coyoacán. Metro Línea 2: General Anaya… Temporalmente –es de esperarse– fue suspendida sin previo aviso la cuenta de X: @IbarraAguirreEd (.) Mientras tanto use la de Forum en Línea.
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