Ebrard, a la vanguardia en la sucesión de Sheinbaum

Ebrard, a la vanguardia en la sucesión de Sheinbaum

Son muchas las variables adicionales que tiene “el juego que todos jugamos” en nuestro país y que no es otro que el de la sucesión presidencial adelantada.

 

Formal y tradicionalmente, éste siempre ha dado inicio desde el momento mismo en el que el Ejecutivo Federal entrante nombra o designa a los miembros del gabinete que le acompañara en los primeros años de su Administración, porque entre ellos hay varios que no llegan hasta el final.

 

En esta ocasión, no obstante, se rompió la regla no escrita cuando aún antes de que la regenta Claudia Sheinbaum ratificara a quienes Andrés Manuel Primero le impuso en las diversas secretarías, el mismo emperador designó a Andy López como celoso guardián de su legado, según el propio príncipe heredero comentó en jocoso video que aún provoca memes y estruendosas carcajadas.

 

Por eso, pero también porque el príncipe es quien llenó las arcas familiares con resplandecientes y, por lo tanto, inocultables joyas de tráfico de influencias y de corrupción, Andy es ya un irremediable cartucho quemado.

 

Si acaso, sus aspiraciones no pasarán más allá de una diputación local en CDMX o una federal por algún distrito electoral tabasqueño, si no es que en algún reclusorio federal… ¡y párele de contar!

 

Así que, coincidirá usted conmigo, hay que eliminar al hasta ahora fracasado operador “político” de Morena –recientes derrotas en la pantomima de elección judicial, tanto como en Durango y Veracruz-- de la relación de aquellos guinda que, para nuestra desgracia, pudiesen arribar al poder presidencial el 1 de octubre de 2030.

 

Pero si por alguna fatalidad usted es chairo, lo que significa que es fiel y ciego adepto de la secta obradorista, aún quedan “presidenciables” de ese color en la liza.

 

Omar

 

Ninguna duda le quepa a usted de que el policía del segundón piso del régimen de Cuarta… Transformación, Omar García, es a quien la regenta Sheinbaum querría entregarle la banda presidencial.

 

También sin duda es a quien mayor proyección pública ha dado y ha quien ha dado mancha más que ancha para que él mismo se autopromocione en páginas publicitarias de redes sociales de su creación, pero pagadas con recursos que tendrían mejor destino si se invirtieran en personal y en tareas de seguridad pública.

 

Pero El Batman, como lo motejaron desde el Partido Verde por sus aparentes éxitos en CDMX, tiene a otros “verdes” mucho más poderosos como casi insalvables obstáculos. Son quienes portan el verde olivo en sus uniformes y que, ahora mismo, ya se confrontan con el (im)posible precandidato presidencial por la redacción final que tendrá el dictamen de la otra vez reformada Ley de la Guardia Nacional en las comisiones legislativas dominadas por los morenistas.

 

Añada a ello el coraje que le tienen altos oficiales de la Defensa Nacional, lo mismo que de la Marina Armada, porque sus tareas en contra de la delincuencia, los cateos, las detenciones e incluso los aseguramientos de drogas y de laboratorios el joven nieto del general Marcelino García Barragán e hijo del mítico Javier García Paniagua se adjudica en las conferencias matutinas de la regenta, lo mismo que en boletines con logo de la SSC federal y no se diga en posts de la red social X que, inmediatamente, replican sus colaboradores.

 

Pero, peor todavía, ¿se imagina usted una campaña electoral de Omarcito en la que los opositores sacaran a relucir los ya conocidos argumentos de que fue colaborador de Genaro García Luna? ¿Que estuvo como delegado de la Policía Federal en Guerrero cuando la desaparición de Los 43? ¿O que alguien pregunte por qué el CJNG mandó a acribillarlo? ¿Por una traición? ¿Acaso por ser protector de un cártel contrario al de los jaliscienses?

 

Difícil, muy pero muy difícil le resultaría a la señora Sheinbaum sentarlo en La Silla, si además cuenta con la antipatía del emperador y de los más radicales de la secta.

 

No lo dé por muerto, como se dice coloquialmente, porque en este juego hasta lo impensable puede suceder.

 

Marcelo

 

El ahora secretario de Economía, Marcelo Ebrard, se encuentra en las antípodas del afecto que Sheinbaum siente por Omar, pero mantiene esa posición de AMLO porque a ambos siempre les ha resultado funcional.

 

Las mutuas malquerencias desde antes de que ambos participaran en la charada de las “corcholatas” y se agudizó luego de que el emperador usara el “destapador” para favorecer a doña Claudia.

 

Con efectividad en las tareas que tanto Andrés Manuel Primero como ahora su regenta le han encomendado --aun sacrificando la soberanía nacional tal y como sucedió cuando convirtieron a México en un tercer país seguro de facto--, Ebrard siempre ha entregado buenas cuentas a sus superiores jerárquicos… aunque no a los contribuyentes y electores mexicanos.

 

Vivillo desde chiquillo opacó a sus compañeros de gabinete en tanto ocupó la titularidad de la Cancillería llevando a cabo tareas que a otros competían, siempre por encargo del emperador que dicen ahora reside en Casa “La Chingada”.

 

Ahora también ha desplazado a su fantasmal sucesor en la ya no tan nueva Torre Tlatelolco, Juan Ramón de la Fuente, de quien ni siquiera se sabe si acudió o no como acompañante de la regenta en su frustrado viaje a Canadá, porque, para no variar, fue el secretario García, de (in)Seguridad, quien acaparó la vocería y, claro, las noticias.

 

En su ya larga carrera política llena de altibajos, derrotas en el escritorio –perdió, ganando la encuesta de 2006… en 2012 me toca a mí, le habría dicho AMLO, y a ti en el 2018… y lo engañó--, persecuciones y reiterados autoexilios, el más destacado pupilo de Manuel Camacho Solís ha sabido aprovechar las oportunidades y rellenar los huecos.

 

Es sólo cuestión de observar como es que por la negociación de los aranceles impuestos al gobiernito de México por el voluble e impredecible Donald Trump, desde hace meses prácticamente no hay fin de semana en el que Ebrard no esté de visita en Washington.

 

¿Creería usted que sólo para platicar y tratar de negociar con sus pares del área comercial y económica del gobierno estadounidense?

 

Seguramente no. Para quienes le conocen bien, Marcelo Ebrard aprovecha sus estancias en las riberas bañadas por el Potomac para ampliar sus contactos con legisladores, periodistas, lobistas y, entre otros, intelectuales de los no pocos think tanks que ahí se asientan.

 

Marcelo sabe bien que la política ya ha dejado de ser local. Que, como nunca, se requiere de la participación de actores extranjeros, si no en el elenco, sí tras bastidores.

 

Y por tal es que va a la vanguardia de este juego que todos jugamos y que no es otro que el de la muy adelantada sucesión presidencial.

 

¿Será porque ya urge que Sheinbaum se asuma verdaderamente como Presidente? ¿O porque muchos ya quieren que pronto llegue el fin de este otro sexenio fatal?

 

Usted decida.

 

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