Mediante un correo interno dirigido a todos los empleados legislativos, Catherine Szpindor, jefa administrativa, informó al personal de la Cámara de Representantes de Estados Unidos que el uso de WhatsApp en los dispositivos oficiales queda prohibido, esto debido a las crecientes preocupaciones en cuanto a la privacidad y la seguridad de la aplicación.
Según el aviso, los trabajadores del Congreso no deben descargar ni utilizar WhatsApp en sus teléfonos o computadoras oficiales, y aquellos que ya tengan la aplicación instalada deberán eliminarla. De acuerdo con la Oficina de Ciberseguridad de la Cámara, la app representa un “alto riesgo” debido a su falta de transparencia en la protección de datos, la ausencia de cifrado en los archivos almacenados y otras posibles vulnerabilidades.
Por su parte, Meta, empresa propietaria de WhatsApp, respondió a través de su portavoz Andy Stone, quien rechazó enérgicamente la caracterización de las autoridades legislativas y defendió el cifrado de extremo a extremo como una medida superior de protección, recordando que muchos congresistas y asesores utilizan la aplicación de forma habitual. Además, señaló que el Senado sí permite su uso oficial.
De acuerdo con el portal Axios, también se menciona que entre las alternativas aceptadas por la Cámara figuran plataformas como Microsoft Teams, FaceTime e iMessage, las cuales cumplen con los requisitos de seguridad institucional. Asimismo, esta medida se deriva de una tendencia en el Congreso estadounidense para restringir el uso de herramientas tecnológicas consideradas riesgosas, incluyendo IA como DeepSeek, ByteDance y Microsoft Copilot.
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En ese mismo contexto, el uso de ChatGPT por parte del personal legislativo también está limitado en su versión gratuita, permitiendo solo el acceso controlado a la versión paga. Estas decisiones reflejan un intento de blindar los sistemas del gobierno frente a riesgos tecnológicos emergentes que podrían comprometer la información sensible del aparato legislativo.
Por ahora, los empleados de la Cámara deberán ajustarse a las nuevas directrices para seguir cumpliendo con sus funciones en un entorno digital más controlado.
