La CAPU, una zona de "guerra" para los taxistas

La CAPU, una zona de "guerra" para los taxistas

Foto: Enfoque

Al más puro estilo que los de Cancún, este martes, un automovilista denunció haber sido agredido y amenazado por taxistas, tras dejar a un familiar en la CAPU.

 

Según las versiones, los taxistas, que se sienten dueños del lugar, lo confundieron con un conductor de plataforma, lo que desencadenó el altercado en la zona de ascenso y descenso de pasajeros. El conductor fue increpado, amenazado verbalmente y físicamente.

 

Este tipo de incidentes no es nuevo en la CAPU, ya que estas personas actúan como si tuvieran control exclusivo de la zona y hostigan a conductores de plataformas digitales como Uber o DiDi para que no se acerquen, a pesar de la alta demanda de usuarios, que a menudo supera la capacidad de los taxis tradicionales.

 

Lo que es un hecho es que la CAPU, además de ser un punto neurálgico para el transporte, también es un lugar donde persisten problemas de organización, seguridad y competencia entre servicios de transporte.

 

 

El servicio de taxis autorizados dentro de la CAPU está gestionado por SERTA CAPU, una organización que opera desde el 5 de mayo de 1988 con autorización del gobierno estatal. Este servicio cuenta con unidades de color amarillo con blanco, fácilmente identificables, y opera desde módulos dentro de la terminal. Los pasajeros adquieren boletos en taquillas específicas, con tarifas reguladas según la distancia del trayecto, lo que evita cobros excesivos. Operan las 24 horas, todo el año, garantizando disponibilidad y ofreciendo servicios a más de 950 colonias en Puebla y a municipios del estado.

 

Dentro de las ventajas, es considerado un servicio seguro, ya que los taxis están registrados, los conductores tienen identificación oficial, y el sistema de taquilla reduce riesgos de abusos o fraudes. Es ideal para quienes buscan tranquilidad al llegar a la CAPU, especialmente en horarios nocturnos. Sin embargo, aunque son seguros, algunos usuarios los consideran caros en comparación con taxis de sitio o plataforma, con diferencias de hasta 100 pesos en algunos trayectos.

 

Por su parte, los taxis negros con amarillo operan fuera de la CAPU, estacionándose en las inmediaciones de la terminal o, en muchos casos, los conductores abordan a los pasajeros directamente en las salas de llegada. A diferencia de los taxis SERTA, estos vehículos no siempre están registrados ni controlados por una empresa formal, lo que aumenta riesgos como cobros excesivos, robo de equipaje o incluso delitos graves.

 

Estos taxistas son los que han protagonizado enfrentamientos con conductores de plataformas, a quienes consideran una competencia desleal.

 

Ahora, los conductores de Uber y DiDi no pueden ingresar a las bahías de la CAPU debido a restricciones impuestas por los taxistas concesionados y las autoridades de la terminal, lo cual obliga a los pasajeros a salir de la terminal para solicitar un viaje. Las tarifas suelen ser más competitivas que las de los taxis convencionales o incluso de los taxis autorizados.

 

Las plataformas ofrecen ventajas como rastreo en tiempo real, datos del conductor y vehículo, y la posibilidad de compartir el viaje con contactos, lo que aumenta la seguridad. Sin embargo, muchos conductores evitan acercarse a la zona por miedo a agresiones, lo que complica la disponibilidad de unidades.

 

Pero además de esta problemática, hay que sumarle que la zona de la CAPU sigue siendo un caos para llegar y salir. Las vialidades más cercanas presentan congestión constante, especialmente en horas pico, por la alta afluencia de vehículos particulares, transporte público y autobuses.

 

Además, las entradas y salidas de la terminal no están diseñadas para el volumen actual de usuarios, lo que genera cuellos de botella, y la presencia de taxis, colectivos, rutas urbanas sin paraderos definidos y los vendedores ambulantes complica la movilidad peatonal y vehicular.

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