Desde su debut en 2002, La Academia se convirtió en uno de los concursos musicales más influyentes de la televisión mexicana, y a lo largo de sus generaciones, varios de sus ganadores consolidaron carreras artísticas, otros incursionaron en la política, y otros optaron por caminos fuera del espectáculo.
Myriam Montemayor, ganadora de la primera edición, firmó contrato con EMI Music y lanzó más de una decena de discos, mientras que Víctor García, segundo lugar, firmó con Sony Music y recibió 1.5 millones de pesos que, según confesó, distribuyó rápidamente entre familiares y amigos. Actualmente sigue vigente en la música, algo que no todos sus excompañeros han logrado. El 20 y 21 de junio consiguió dos fellas llenas en el Teatro Metropólitan.
Erika Alcocer, ganadora de la segunda edición, lanzó un álbum bajo una disquera y continúa en la música. Carlos Rivera, triunfador de la tercera generación, utilizó parte de su premio para pagar la casa de su madre y la carrera universitaria de su hermana, esto para cumplir una promesa que hizo antes de participar.
En la cuarta generación, Erasmo Catarino usó sus ganancias para iniciar negocios y ahora se convirtió en senador en 2025. Otros como Samuel Castelli, de la quinta generación, se alejaron de los escenarios y se enfocaron en componer para televisión.
Algunos ganadores como Giovana Paz (séptima generación) y Paola Chuc (undécima) optaron por una vida más alejada del ojo público, mientras que Esmeralda Ugalde (octava generación) giró su carrera a la conducción televisiva. Por su parte, Erik Sandoval, de la novena generación, siguió su carrera como solista y continúa activo en sus redes sociales.
Alexis Montoya, ganador de la décima generación, invirtió su premio en el impulso de su carrera musical independiente. Por su parte, Dalú, de la duodécima edición, mantiene una carrera activa y recientemente anunció que se convertirá en madre.
La mayoría de los exacadémicos ganadores reconoce que el premio económico representó solo el inicio de un camino arduo en la industria del entretenimiento. Y aunque no todos los ganadores siguen vigentes, sus historias muestran cómo el talento, la administración del premio y las decisiones posteriores marcaron su destino.
