
Un equipo de científicos chinos asegura haber activado un “interruptor genético” que permite regenerar tejidos dañados en mamíferos, lo que podría convertirse en un avance en la medicina sin precedentes. El estudio, liderado por el Instituto Nacional de Ciencias Biológicas de Pekín y respaldado por BGI-Research y el Laboratorio de Biología Molecular de Shaanxi, descubrió que los ratones, a diferencia de otros animales, perdieron hace tiempo los elementos genómicos necesarios para autorrepararse.
Los investigadores comprobaron esta diferencia al abrir un orificio en la oreja de ratones y conejos, ya que mientras los conejos lograron cerrar por completo la herida en tres meses, los ratones apenas regeneraron una fracción del cartílago. Esto debido a la ausencia de activación del gen ALDH1A2 en los ratones, el cual se encarga de producir ácido retinoico, una molécula vital en procesos de regeneración celular.
Al reinsertar este gen en el ADN de los ratones, el equipo logró que las heridas se cerraran completamente y que incluso los nervios sensoriales se regeneraron. “Nuestro estudio identificó un interruptor evolutivamente desactivado que puede ser reactivado para inducir regeneración”, indicaron los investigadores.
Los resultados sugieren que los mamíferos podrían tener aún la capacidad de regenerar tejidos complejos como cartílago, piel, vasos sanguíneos o nervios, siempre que se activen los elementos genéticos adecuados. Esta investigación se inspiró en especies como las salamandras o ciertos peces, conocidos por su impresionante habilidad para regenerar extremidades e incluso parte del sistema nervioso central.
Aunque el experimento se centró en las orejas de ratón, los científicos destacan que las implicaciones clínicas van mucho más allá y podrían aplicarse a personas con lesiones graves, quemaduras, o daño nervioso. Además, esta tecnología genética podría transformar por completo la medicina regenerativa e impulsar tratamientos más eficientes para condiciones actualmente irreversibles.
Finalmente, el equipo aseguró quie la modulación de esta vía genética representa un posible “cambio de paradigma” para la ciencia médica. Si futuros estudios confirman la efectividad en humanos, podríamos estar frente a una nueva era donde la reparación del cuerpo no dependa solo de prótesis y cirugía, sino de reactivar capacidades dormidas dentro de nuestro propio genoma.