Una ley del siglo XIX bloquea la proyección global de científicas japonesas

Una ley del siglo XIX bloquea la proyección global de científicas japonesas

Foto: FreePik

Una encuesta llevada a cabo a más de 7,500 investigadores en Japón reveló dificultades importantes para las científicas debido a la ley que obliga a los matrimonios a adoptar un solo apellido legal. El requisito, vigente desde hace más de cien años, genera obstáculos en patentes, publicaciones académicas y financiamiento para la investigación, presentaron los organizadores del estudio en una conferencia el 16 de junio.

 

La legislación japonesa obliga a las parejas casadas a compartir un apellido, siendo Japón el único país con esta exigencia. En la práctica, esta regla afecta principalmente a las mujeres: más de 90 % de las científicas casadas en la encuesta informaron haber cambiado su apellido legal después del matrimonio. De los 3,810 hombres casados encuestados, solo 5 % hizo el cambio.

 

El informe fue impulsado por la Asociación Inter-Sociedades para la Promoción de la Igualdad de Género en Ciencia e Ingeniería de Japón, integrada por unas 100 sociedades académicas. Esta organización busca evidenciar los efectos de la normativa sobre la actividad científica y promover un entorno de trabajo más equitativo, informó Noriko Sato, investigadora de políticas forestales en la Universidad de Kyushu.

 

Según los resultados, incluso quienes mantienen su apellido de nacimiento en el entorno profesional enfrentan dificultades. Alrededor de 70 % de quienes cambiaron su apellido continúan utilizando su nombre original en documentos de trabajo, pero 78 % reconoció problemas derivados de esa dualidad. Estos inconvenientes incluyen errores en la atribución de artículos científicos, dificultades para solicitar becas y complicaciones en trámites internacionales.

 

Misa Shimuta, investigadora en neurociencia en la Universidad Médica Jikei de Tokio, señaló: "Los datos muestran claramente que cambiar el apellido puede causar desventajas significativas". Esta afirmación resalta la dimensión práctica del problema más allá del ámbito legal.

 

Entre los casos individuales, Kyoko Ohno-Matsui, oftalmóloga del Instituto de Ciencia de Tokio, relató que usa un apellido compuesto en su vida profesional, pero debe presentar su apellido legal, Ohno, en eventos académicos nacionales. En el extranjero, enfrenta problemas al registrarse en hoteles o conferencias, donde figura como Ohno-Matsui, lo que genera inconsistencias con su pasaporte.

 

Otra académica, Kyoko Okino, geofísica marina en la Universidad de Tokio, pospuso el registro de su matrimonio durante más de una década con la expectativa de un cambio legislativo. Su apellido original sigue presente en su actividad profesional y personal, aunque sus registros fiscales y de pensión reconocen sólo su apellido legal. "No existe ninguna ventaja en esta regla", afirmó Okino.

 

Igualmente, el principal partido opositor japonés presentó una propuesta legislativa para permitir a las parejas mantener sus apellidos tras casarse. Esta propuesta fue debatida recientemente en el Parlamento japonés, aunque la decisión final se postergó hasta finales de este año.

 

Finalmente, las científicas afectadas por esta situación expresaron su deseo de que la futura legislación contemple un sistema de apellidos opcionales, evitando conflictos burocráticos y favoreciendo la continuidad en sus carreras. El debate permanece abierto mientras continúa la presión social y académica por un entorno laboral más justo y eficiente. (NotiPress)

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