La prohibición de vender comida chatarra cerca de las escuelas ha impactado negativamente a los comerciantes, quienes dependen de las ventas a estudiantes para su sustento. Y ahora, con las vacaciones escolares, que será un periodo más largo de lo habitual, la situación se agrava más, ya que reducen sus ingresos y se complica el pago de gastos básicos como luz, gas, comida, entre otros, por lo que se verán en la necesidad de buscar otra fuente de ingresos.
Como el caso de Candy, una vendedora de dulces, con más de 25 años trabajando afuera de una institución educativa, que refleja el impacto severo que la prohibición de vender comida chatarra cerca de las escuelas. "Nos fue más o menos, no hubo tanta venta, porque nos quitaron todo lo de la chatarra, y pues más o menos", expresó ante el cuestionamiento de cómo se presentaron sus ventas desde que fue impuesta esta medida en marzo de 2025.
Para alguien como Candy, quien ha dependido durante décadas de la venta de dulces a estudiantes, esta regulación representa una amenaza directa a su sustento, y es que, de ganar 300 pesos diarios antes de que se impusiera esta medida, ahora llega a ganar 100 pesos, "o a veces solo me voy con 30 pesos", aseguró.
Pero, además de enfrentar una caída drástica en sus ingresos, esta situación se complica más, ya que se cruzan las vacaciones escolares, que este año son más largas de lo habitual. Por tanto, la falta de clientela estudiantil durante este período agrava su situación económica, ya que no pueden compensar las pérdidas derivadas de la prohibición.
Por ello, Candy se verá en la necesidad de trabajar en una empresa durante este periodo vacacional para mitigar la caída de ingresos: por un lado, por la prohibición de vender comida chatarra cerca de las escuelas y, por otro, por el receso escolar prolongado.
Quien de plano aseguró que le fue mal en sus ventas durante los últimos meses fue doña "Roberta", quien se mostró temeraria y prefirió permanecer en el anonimato. "Todo este año me fue mal, por esta misma situación, porque nos quitaron los productos que más les gusta a los niños”, comentó.
Doña "Roberta" aseguró que su sustento depende de la venta de dulces, frituras, refrescos y otros productos, pero, con esta restricción, sus ventas se cayeron más de 50 % y enfrenta una crisis económica severa, que se agudizará con el periodo vacacional. Por ello, mencionó que tendrá que buscar otra forma de ingreso para poder mantenerse, y en ese lapso valorará si continuará vendiendo sus productos afuera de la institución.
La caída en las ventas de estas comerciantes es un reflejo del impacto devastador de la prohibición de comida chatarra, y que se suma a las vacaciones prolongadas de este año.
Ambas señalan que la falta de sanciones efectivas a las tiendas cercanas a las escuelas, que a menudo siguen vendiendo productos ultraprocesados, añade frustración, ya que los vendedores informales enfrentan mayores restricciones y pérdidas sin una competencia equitativa. Mientras buscan alternativas de sustento, enfrentan grandes desafíos en un contexto económico y regulatorio complejo.