
El bastón de mando se convirtió en protagonista de ceremonias recientes en México. En 2018, Andrés Manuel López Obrador recibió uno de 68 pueblos indígenas durante su investidura. En 2024, Claudia Sheinbaum fue distinguida con otro por 70 pueblos indígenas y la comunidad afromexicana. En 2025, ministros electos de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) fueron investidos simbólicamente en Cuicuilco.
Dentro de comunidades, este objeto representa la máxima autoridad. En Oaxaca, cada integrante de un cabildo recibe un bastón otorgado por su propia colectividad. La doctora Milvet Alonso Gutiérrez, en su estudio Entrega del bastón de mando: simbología indígena y política en dos ceremonias, explica que simboliza la confianza comunitaria y obliga a la persona portadora a gobernar en representación de quienes lo entregaron.
También, el investigador chiapaneco Marx Navarro Castillo lo compara con la corona en monarquías o la banda presidencial en repúblicas, ya que funciona como emblema de poder y legitimidad. En la ceremonia de Sheinbaum, una lideresa indígena afirmó que el bastón representaba "el símbolo del poder político y espiritual, así como lo más sagrado de nuestra cosmovisión".
En ese contexto surgió un debate sobre el protocolo. Si en las comunidades el bastón se entrega a integrantes reconocidos por sus vecinos, ¿qué ocurre cuando se otorga a mandatarios nacionales o ministros judiciales? Según Alonso Gutiérrez, la práctica se resignifica: pasa de ser mandato comunitario a un acto político de legitimación pública.
Igualmente, el tema adquirió más fuerza el 1 septiembre de 2025, cuando se realizó en Cuicuilco la consagración de bastones de mando a ministros de la SCJN. Allí, el investigador del INAH, Felipe Ignacio Echenique March, expresó rechazo al evento: "No todos los pueblos indígenas usan el bastón de mando. Hay muchísimos pueblos en nuestro territorio nacional que merecen respeto, no hay que cosificar las cosas por un bastón de mando". También recordó que un acuerdo presidencial de 1977 protege monumentos y sitios arqueológicos, lo que a su juicio hacía del acto un agravio legal.
#PoderJudicial. Ceremonia del bastón de mando de los pueblos indígenas reunidos en el Zócalo capitalino para darle los bastones de mando a los nuevos ministros y ministras. @JusticiaTV_MX pic.twitter.com/mfqgMBEErJ
— Jenaro Villamil (@jenarovillamil) September 1, 2025
Esas críticas permiten abrir una reflexión sobre apropiación cultural. Mientras comunidades indígenas entregan el bastón dentro de rituales que reafirman sus usos y costumbres, su traslado a ceremonias nacionales puede descontextualizarlo y reducirlo a un gesto político. En redes sociales, tras la ceremonia de Sheinbaum, circularon mensajes calificando los rituales de "brujería", expresión vinculada con el racismo histórico documentado en el Diccionario Enciclopédico de la Medicina Tradicional Mexicana.
Así, el debate sigue abierto. Para algunos pueblos, el bastón de mando mantiene su valor como símbolo de confianza comunitaria. Para otros sectores, su uso en actos de Estado plantea preguntas sobre legitimidad y respeto a protocolos ancestrales, además de los límites frente a la apropiación cultural. (NotiPress)