El presidente más exigente o mejor dicho impositor del orbe, Donald John Trump, demandó a la Organización de las Naciones Unidas que “abra inmediatamente una investigación tras el triple sabotaje” que, jura, sufrió al dirigirse el martes 23 a la 80 Asamblea General anual de la ONU.
A juicio de DJT fueron tres incidentes “maliciosos”, una falla en la escalera mecánica a su llegada al edificio de la ONU, seguida de un problema con el teleapuntador y con el sistema de sonido durante su discurso de más de una hora y que estaba fijado en 15 minutos por los organizadores, pero que a él, con casa llena, le valió un comino, en consonancia con su promesa de la semana pasada: “Gobernaré el mundo” (si lo dejan sus vigorosos adversarios sociales y políticos estadunidenses, Rusia, China y sus multiplicados aliados, gracias a los errores del hijo de migrantes).
En un largo texto publicado en su plataforma Truth Social, el ultraconservador republicano exigió el arresto de los responsables, anunció que el Servicio Secreto ya investiga los tres hechos “maliciosos” y sentenció, como es su imperial costumbre: “Esto no fue una coincidencia, fue un triple sabotaje en la ONU. Deberían avergonzarse”.
Llama la atención que en contraste con la presunta o real inteligencia de Juan Donaldo, mostró reflejos lentos al detener su marcha la escalera eléctrica porque al lado estaba otra que funcionaba y optó por subir los escalones. O bien el pederasta se siente amo y señor del mundo, su mundo, o los casi 80 años de edad ya le pesan por la obesidad. Además, los reveses a la orden del día desestabilizan al creído emperador.
De acuerdo con diversas voces, se trató del peor discurso pronunciado por un presidente de Estados Unidos en la accidentada historia octogenaria de la ONU. Mas frente a representantes de 193 Estados, el orador estadunidense dijo lo que quería decir y enfrentándose a un amplio consenso –en torno a la unidad mundial para abordar el cambio climático, la pobreza y la desigualdad; la guerra en Ucrania y el genocidio en Gaza–, pero DJT defendió cerradamente sus postulados; por ejemplo:
Sus países se “están yendo al infierno” a causa de la inmigración no controlada y el “engaño” del cambio climático, sólo se podrán salvar si trabajan con Estados Unidos. “En siete meses yo he puesto fin a siete guerras… Qué mal que tuve que hacer esto en lugar de Naciones Unidas. Tristemente, no hizo nada”.
En cuanto a América Latina, Donald John Trump, justificó el bombardeo a las lanchas que, según su acusación, transportaban drogas frente a las costas de Venezuela –una acción que el presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, acababa de calificar de violación a la ley internacional– y advirtió a todo “terrorista” que intente llevar “veneno” a EUA: “Te volaremos de la existencia”. Y hasta se autocongratuló de sus éxitos domésticos e internacionales, incluido ordenar el despliegue de tropas en las calles de Washington y las draconianas medidas antimigrantes. Don modesto sugirió, una vez más, que amerita el Premio Nobel de la Paz. Difícilmente le negarán el desacreditado galardón que portan no pocos guerreristas.
En agudo contraste, el presidente de Colombia, Gustavo Petro, advirtió sin rodeos: “Hoy la mentira tiene más poder porque los medios están en manos del gran capital y la inteligencia artificial puede ser aún más brutal en la manipulación”. Y comparó el discurso de Trump con el del ambiente político e ideológico que antecedió el ascenso de Adolfo Hitler en 1933.
Acuse de recibo
“No dudo que Vidulfo Rosales Sierra sea un buen abogado. Le fue difícil demostrarlo durante su asesoría a los padres de los 43 de Ayotzinapa, porque tanto él como los otros abogados convirtieron el caso en un problema político. Impulsaron violencia además, en ciertos actos. Sus actitudes respecto al sexenio anterior eran para señalarlo realmente como si el culpable de la desaparición de los normalistas haya sido en esa etapa y no en el sexenio de Enrique Peña Nieto. Muy importante y significativo el deslinde de parte de ellos. Los que votamos por un cambio en el Poder Judicial lo hicimos con el fin de transformar ese poder en la verdadera fuente jurídica de la justicia. Colocar en un puesto clave al lado del presidente de la Corte a un personaje que puede caer en el mismo caso de su reciente asesoría y repetir en lo político, debería de evitarse a toda costa porque sería un error. El nuevo PJF debe estar para dar justicia no para increpar políticamente a los que no piensan como sus miembros. Menos para dar a ganar un salario acorde a los emolumentos de la antigua Corte. Tere Gil”… Va de nuevo porque omití el nombre del querido Duein: “Otro abrazo cariñoso para Robert Tamayo y Tracy Chaisson –hijos de Yolanda Ibarra Aguirre, la tercera del clan, ya fallecida–, debido a que Duein Chaisson se nos adelantó el 21 de septiembre en Luisiana, USA”… Archivos de Utopía https://entresemana.mx/category/opinion/eduardo-ibarra-aguirre-opinion/
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