El 2 de octubre de 1968 quedó marcado en la memoria histórica de México como una de las jornadas más trágicas y violentas contra el movimiento estudiantil. A tan solo diez días de inaugurarse los Juegos Olímpicos en la Ciudad de México, una manifestación en la Plaza de las Tres Culturas, en Tlatelolco, terminó en represión militar y muchos muertos.
Miles de estudiantes exigían libertades democráticas y el fin de la represión gubernamental; sin embargo, la protesta fue disuelta a balazos. Nunca se estableció un número oficial de víctimas, pero diversas fuentes estiman entre 200 y 300 personas asesinadas, además de cientos de heridos, detenidos y personas desaparecidas.
Más de medio siglo después, la frase “2 de octubre no se olvida” continúa siendo bandera en las marchas juveniles; sin embargo, entre los propios estudiantes persiste la duda sobre los hechos reales, no todos tienen claro qué ocurrió aquella tarde en Tlatelolco.
"Resulta que el 2 de octubre del 68 hubo, pues ora sí, que de alguna manera, una tragedia, porque el presidente de ese entonces, Gustavo Díaz Ordaz, mandó literalmente a matar a los estudiantes que estaban manifestándose y estaba recibiendo represión", dijo Alfredo, un joven estudiante de 20 años.
Sin embargo, dijo desconocer a detalle las causas de la protesta; recordó únicamente que participaron estudiantes de la UNAM, del IPN y de otras instituciones en la plaza de Tlatelolco.
En el mismo sentido, Dulce, estudiante de 23 años, dijo “me parece que fue la matanza de Tlatelolco en la Plaza de las Tres Culturas, donde se estaban manifestando estudiantes de diversas universidades de la Ciudad de México”.
Sin embargo, aceptó desconocer los motivos de la protesta, mencionando que “con la movilización hubo represión y una matanza muy fea, fallecieron varias personas. Tengo un profesor que vivió ese acontecimiento y afortunadamente sobrevivió. Fue un día muy duro para los estudiantes que luchan por los derechos de la comunidad estudiantil”, sentenció.
También hubo quienes al ser cuestionados sobre el 2 de octubre no supieron qué responder y prefirieron huir sin dar declaración, reflejando la ignorancia en historia que persiste entre las nuevas generaciones.
Especialistas en el tema afirman que la transmisión de la memoria histórica ha quedado relegada a las marchas y a las consignas, en donde los jóvenes marchan porque heredan el grito de "2 de octubre no se olvida", pero muchas veces lo hacen sin saber exactamente qué pasó y el reto está en convertir la memoria colectiva en memoria consciente.