Entre la memoria y el miedo: lluvias en la Sierra Norte recuerdan la tragedia de 1999

Entre la memoria y el miedo: lluvias en la Sierra Norte recuerdan la tragedia de 1999

Foto: Enfoque

La Sierra Norte de Puebla enfrenta una situación crítica debido a las intensas lluvias que han azotado la región en las últimas horas, provocando el desborde de varios ríos. Las comunidades locales reportan inundaciones, deslaves y afectaciones en viviendas, caminos y cultivos.

 

Las precipitaciones, asociadas por el paso de la tormenta tropical "Jerry", han generado el incremento del caudal de ríos como el Necaxa, San Marcos y Apulco, poniendo en alerta a municipios como Huauchinango, Xicotepec, Tlatlauquitepec y Zacatlán.

 

 

Las inundaciones y deslaves reportados traen a la memoria aquella tarde trágica del 5 de octubre de 1999 en Teziutlán, un recordatorio contundente del poder devastador de la naturaleza.

 

Hace 26 años, la depresión tropical número 11, en combinación con el frente frío número 5, provocó lluvias torrenciales en la Sierra Norte, desencadenando un desastre sin precedentes en Teziutlán, bautizada por el entonces presidente Ernesto Zedillo Ponce de León como la “tragedia de la década”.

 

Más de 400 milímetros de lluvia cayeron en pocos días, causando deslaves masivos, particularmente en la colonia La Aurora, asentada de forma irregular en una ladera, destinada originalmente para el panteón municipal.

 

 

 

Este lugar fue el epicentro de la catástrofe, ya que una de las laderas del cementerio, saturada por el agua, colapsó en un devastador deslave que sepultó viviendas. La tragedia dejó un saldo oficial de 109 muertos, cerca de 2,000 personas perdieron sus hogares, y la infraestructura de la región quedó severamente dañada.

 

Por este hecho, entre los habitantes de la zona, se popularizó la frase “los muertos sepultaron a los vivos”, reflejando la magnitud del desastre.

 

Al final del evento el saldo fue catastrófico, con una estimación de más de 400 personas fallecidas, además de que alrededor de 450,000 resultaron damnificadas y cientos quedaron en calidad de desaparecidos. La infraestructura de la región, incluyendo caminos, escuelas y hospitales, quedó devastada, dejando un impacto imborrable en la memoria colectiva.

 

 

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