El Día Mundial de las Personas sin Hogar, conmemorado cada 10 de octubre desde 2010, busca sensibilizar sobre esta realidad global que deja a 100 millones de personas sin refugio.
En México, el INEGI registró por primera vez en 2020 a 5,778 personas en situación de calle, con Puebla como uno de los estados con mayor concentración. Pero ¿cómo sobrevive una persona sin techo?
La alimentación es el primer desafío, muchas personas sin hogar dependen de comedores comunitarios operados por organizaciones como el Banco de Alimentos Cáritas Puebla, que abastece a ocho espacios en la capital. Estos sitios no solo reparten raciones calientes, sino que ofrecen talleres de higiene y nutrición para adultos mayores o en abandono.
Sin embargo, no todos tienen acceso a estos lugares, por lo que muchas veces recolectan sobras en basureros de los mercados, restaurantes o establecimientos de comida. O en el mejor de los casos, reciben alimentos de personas o lugares caritativos, provocando un alivio temporal.
Encontrar un lugar para descansar es igual de difícil, los albergues ofrecen cama, cena y ducha pero su capacidad es limitada en ocasiones, lo cual no basta y muchos son rechazados por falta de espacio o por algunas restricciones. Además, su ubicación y normas hacen que no todas las personas en situación de calle lo utilicen, ya que muchos consideran que está lejos o prefieren permanecer en la calle por motivos personales o de desconfianza.
Ante esto, muchas personas terminan pernoctando en plazas, portales, bajo puentes, parques o en cajones y entradas de comercios en el primer cuadro de la ciudad.
Las autoridades han tomado medidas, pero son insuficientes. El DIF Municipal y Estatal operan albergues y comedores, especialmente en emergencias como las lluvias que agravan la situación de los sin hogar.
La Ley para la Prevención Social y Comunitaria de la Violencia menciona a grupos vulnerables, pero carece de un enfoque específico para esta población. La Comisión de Derechos Humanos local reclama un censo actualizado y políticas basadas en derechos humanos, mientras 88 % de la población vive en pobreza, con 700,000 en miseria extrema en la capital.
En este día mundial, Puebla enfrenta el reto de pasar de la caridad a la acción estructural. Existe voluntad institucional para atender emergencias y espacios como el Dormitorio Municipal y el albergue Vida Digna ofrecen alternativas reales, pero la respuesta pública todavía se percibe como fragmentada y limitada frente a una realidad que demanda acciones sostenidas que prioricen la vivienda estable y la atención integral.