Generación Z rechaza violencia y la ineficiencia de distintos niveles de gobierno

Generación Z rechaza violencia y la ineficiencia de distintos niveles de gobierno

Foto: Enfoque

Las manifestaciones organizadas por jóvenes de la Generación Z pusieron en el centro el debate nacional el impacto del activismo juvenil, luego del asesinato del alcalde de Uruapan, Carlos Manzo, el 2 de noviembre de 2025. A diferencia de 2012, cuando el movimiento #YoSoy132 emergió desde universidades con una narrativa mediática, la movilización actual surgió desde redes sociales y se expandió en las calles a varios estados del país.

 

Protestas en Yucatán, Puebla, Nuevo León, Guanajuato, Jalisco, Morelos o la Ciudad de México, reflejaron desde el Zócalo capitalino cómo los jóvenes exigen resultados de la gestión política en lugar de narrativas. Ahora, el escenario se traslada a videos virales que documentan el rechazo a la violencia política y a la ineficiencia de distintos niveles de gobierno. Los mensajes se multiplicaron a través de plataformas como TikTok e Instagram.

 

En su momento, #YoSoy132 se definió como un movimiento estudiantil con demandas centradas en la democratización de los medios y la transparencia electoral. El contexto actual aborda otra forma de activismo, sin voceros oficiales ni convocatorias formales, impulsado por la hiperconectividad y la indignación digital.

 

 

La presidenta Claudia Sheinbaum vinculó las recientes protestas con grupos de oposición. "Llama la atención que está lleno de inteligencia artificial. Hay algunas personas visibles, pero quienes se están haciendo visibles ahora son el PRI, algunos del PAN u otras cuentas muy identificadas con la derecha mexicana", declaró desde Palacio Nacional. Incluso, la mandataria vinculó la protesta de la Generación Z con una presunta red extranjera como eje financiero.

 

Por su parte, Chumel Torres reaccionó desde la plataforma X con mensajes de apoyo a la movilización. La participación juvenil fue reconocida como una respuesta política emergente, distinta a la que tradicionalmente se les atribuye a los sectores más jóvenes.

 

Analistas políticos coinciden que aunque las motivaciones y herramientas son distintas, ambas generaciones apuntaron al mismo centro de crítica de la ineficiencia en la gestión política del gobierno morenista: la impunidad, la violencia institucional y la falta de representación. En tiempos de inteligencia artificial, los reclamos se formularon a través de videos cortos, hashtags y transmisiones en vivo, en lugar de asambleas o comunicados impresos.

 

El activismo de la Generación Z, nativo de un entorno digital con ausencia de estructuras formales, representa una nueva configuración del descontento social de la época. Sin estructuras partidistas visibles ni liderazgos establecidos, estas expresiones en tiempos de inteligencia artificial podrían consolidar una forma distinta de ejercer presión política en México desde una nueva arena.

 

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