A 50 años de la muerte de Francisco Franco, ocurrida el 20 de noviembre de 1975, el mundo reflexiona acerca de los años del franquismo como también del retorno de la democracia española luego del fallecimiento de "El generalísimo". El mundo tuvo matices en torno al reconocimiento del régimen franquista luego de la Guerra Civil Española, pero a lo largo de esos 36 años, México mantuvo una postura firme ante el dictador.
Por casi cuatro décadas, México fue el único país hispanohablante que se negó a darle reconocimiento al gobierno franquista. Mientras que durante la Guerra Civil, México respaldó a la República española ofreciendo ayuda militar y económica, una vez concluido el enfrentamiento, recibió exiliados y utilizó foros internacionales para denunciar las violaciones a los derechos humanos cometidas por la dictadura.
Desde el estallido de la Guerra Civil en 1936, el gobierno del presidente Lázaro Cárdenas brindó apoyo político y material a la Segunda República española. Entre las acciones más significativas se encuentra la acogida de menores evacuados durante el conflicto, conocidos como los "niños de Morelia". También le dieron asilo político a más de 20 mil refugiados, muchos de ellos a través de Francia. Una de las inspiraciones para seguir esta línea fue el principio de no reconocer gobiernos surgidos por la fuerza, lo que se mantuvo sin modificaciones hasta después de la muerte del dictador.
Pero México y el régimen español también entraron en conflicto por la noción de "Hispanidad" que Franco promovía como vínculo entre España y las naciones hispanoamericanas. El generalísimo intentó proyectar una imagen de unidad cultural a través del concepto de Hispanidad, posicionando a España como el centro espiritual y civilizatorio de la comunidad hispanoamericana. Sin embargo, México se mantuvo al margen de esa narrativa, algo que a Franco no le gustó para nada. Según los registros históricos, el propio dictador afirmó: "México fue partidario de los rojos. No el México natural, sino el legal". Este comentario apuntaba directo a la legitimidad del gobierno, insinuando que los mexicanos, el "México natural", sí tenían simpatía con el bando nacionalista, pero que su opinión no estaba siendo respetada por el gobierno de Cárdenas, es decir, el "México legal".
Bajo el gobierno de Luis Echeverría, la oposición mexicana al franquismo alcanzó su punto más alto. En septiembre de 1975, tras una serie de fusilamientos ordenados por Franco, México lideró un llamado internacional para suspender a España de la ONU y cortar las relaciones diplomáticas, comerciales y comunicacionales. En una carta dirigida al secretario general de la organización, Kurt Waldheim, el presidente declaró: "México une, vehemente, su convicción y su voz a la comunidad internacional en su condena por las graves y repetidas violaciones a los derechos humanos que ha cometido el régimen dictatorial".
???????? #FranciscoFranco murió el 20 de noviembre de 1975, tras cuatro décadas de un liderazgo autoritario y brutal que marcó de una manera indeleble la historia contemporánea de #España. Cincuenta años después, las heridas de la #dictadura siguen abiertas ➡️ https://t.co/Wm0V0WA01x pic.twitter.com/jIfntidwHz
— FRANCE 24 Español (@France24_es) November 20, 2025
El gobierno franquista respondió con acusaciones de injerencia. Desde la ONU, el embajador Jaime de Piniés denunció al presidente Echeverría por "intervenir en los asuntos internos españoles" y lo señaló por su papel en la represión de estudiantes en 1968. A su vez, el jefe del gobierno español, Carlos Arias Navarro, calificó la iniciativa mexicana como una "repugnante farsa" y acusó a su gobierno de "hipocresía sin límites".
No fue sino hasta el 28 de marzo de 1977, ya en plena transición democrática en España, que ambos países restablecieron formalmente sus relaciones diplomáticas. Hasta entonces, México había mantenido una política coherente con su postura inicial de 1936, sin reconocer al franquismo como régimen legítimo.
Medio siglo después de la muerte de Franco, el papel de México sigue siendo un referente en la historia diplomática de Hispanoamérica, no solo por su defensa de la legalidad internacional, sino también por haber desafiado la idea de una Hispanidad subordinada a un proyecto autoritario. (NotiPress)