Claudia, ¿podrá imponerse a Lenia Batres?

Claudia, ¿podrá imponerse a Lenia Batres?

Sorpresivamente, la señora Claudia Sheinbaum reta a los “puros” de Morena. Esta vez no se quedó callada, ni dijo no saber, tampoco que “se va a investigar”.

 

Y es que ante el inconstitucional pronunciamiento de la SCJN “del acordeón” de abordar de nueva cuenta casos que ya fueron juzgados y sentenciados, la inquilina de AMLO en Palacio Nacional fue tajante al manifestar no coincidir con tan descabellada postura de los ministros.

 

Palabra por palabra dijo:

 

"No estoy de acuerdo con eso, lo digo abiertamente, no estoy de acuerdo con eso. Yo creo que lo que ya fue juzgado, fue juzgado. Y, pues, que le entren (los ministros) a un montón de temas que están pendientes en la Corte".

 

Eso sí, dijo respetar la autonomía de esos “cortesanos” de AMLO.

 

Lenia Batres fue quien propuso la descabellada idea de reabrir expedientes y volverlos a juzgar para cambiar, por supuesto, fallos que según ella afectan al SAT, en particular, y al gobiernito en lo general.

 

La “sabia y experimentada” Lenia fue alentada para ello por su hermano Martí, una de las cabezas más visibles del morenismo que se considera parido desde los tiempos en los que su Mesías dividió las aguas del PRD para fundar su propio Movimiento.

 

¿Podrá imponerse la señora “totalmente” Palacio” a los “puros” y “duros” por quienes ahora dan la cara los Batres?

 

¿O será que Lenia la mandará al mismo lugar al que ya envió a otra de las inquilinas de la vecindad en la que ambas vivían, por aquello de las macetas?

 

*  *  *

 

¡Cuidado! Mientras los politicastros se pelean, está latente el riego de que en los próximos meses se vera una mayor desestabilización en el escenario de seguridad en México, por la confluencia de dos variables estratégicas:

 

Por un lado, grupos criminales que han operado con relativa autonomía en los años recientes, continuarán la lucha entre ellos por el control de espacios geográficos de operación y rutas específicas…

 

… y, por el otro, y no menos importante, organizaciones sociales de corte disruptivo incrementarán gradualmente sus acciones a fin de posicionarse frente al proceso político-electoral de 2027.

 

Un reporte de una de las agencias especializadas en asesorar a empresas en materia de seguridad, da cuenta de que “México ya está dentro de la fase cuatro (de terrorismo), particularmente en ubicaciones dentro de las regiones centro-occidente, noreste y sur-sureste”. Prácticamente, más de la mitad de todo el país.

 

¿Cuáles son las tres previas?, se preguntará usted.

 

1. Violencia no especializada (bajo nivel de impacto, baja organización),

 

2. Violencia paramilitar (bajo nivel de impacto, mayor nivel de organización),

 

3. Violencia autónoma (uso espontáneo y dirigido de violencia de alto impacto con mayor nivel de organización) y

 

4. Violencia clandestina (extrema violencia de grupos ampliamente organizados que recurren a todos los repertorios de agresión).

 

¿Esto es nuevo? No. Ya hemos cruzado por todas ellas.

 

Y aunque el término “terrorismo” ha sido evitado deliberadamente por todas las administraciones federales en la historia reciente, ya sea para cuidar una imagen política específica o impedir que, al denominar como “terroristas# a ciertas organizaciones criminales, se dé pie a que otras naciones –particularmente EEUU—emprendan acciones puntuales dentro de territorio nacional, como ya lo advirtió Trump.

 

Y mientras, con la ausencia de autoridad y/o con la complicidad de ella, los mexicanos estamos expuestos al terror y a que nos lleve la chingada… que no es, precisamente, la finca solariega en la que aparentemente se esconde AMLO.

 

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Como si fuera guajolote al que hay que sacrificar para celebrar el muy gringo Thanksgiving Day, matar a la gallina de los huevos de oro es actividad cotidiana en México.

 

Una de esas rendidoras aves es, sin duda, el turismo.

 

Y los carniceros de ese gallinero son los prestadores de servicios en Quintana Roo, a quienes el gobiernito de Mara Lezama hasta les da el machete para que con este degüellen a las plumíferas.

 

Primero fue Tulum, donde hasta privatizaron las playas y cobraban por acceder a ellas.

 

Y ahora las quejas se centran en Isla Mujeres donde los restauranteros obligan a los visitantes extranjeros a pagar propinas obligatorias del 15 por ciento por alimentos, bebidas y mal servicio que les prestan.

 

No es de extrañar si los susodichos empresarios sólo siguen el mal ejemplo de los dizque gobernantes cuatroteros.

 

 

@AndySKBrown1


 

* Pseudónimo bajo el que se redactan informaciones aportadas por los colaboradores y lectores del portal Índice Político.