Desde noviembre, el ponche ya reina en muchas calles; apenas cae la primera brisa fresca y aparecen las ollas humeantes con olor a tejocote, guayaba, caña y canela hirviendo en piloncillo. La Navidad comienza a respirarse en el ambiente, el ponche es la señal de que la fiesta empezó, es el primer abrazo decembrino, la tradición que se adelanta porque en México la Navidad no llega, se anticipa a sorbos.
El origen de la palabra ponche no es del todo claro; sin embargo, diversos historiadores e investigadores ubican su posible raíz en la antigua Persia, en Oriente Medio. Existen registros de que los persas consumían una bebida llamada panch, elaborada con agua, limón, hierbas, azúcar y ron. Con el tiempo, esta bebida llegó a Europa, donde sufrió adaptaciones tanto en su preparación como en su nombre, primero se transformó en punch en inglés y, posteriormente, en ponche en el español.
De allí, los españoles la adaptaron durante la Conquista y la llevaron a México en el siglo XVI, integrándose a las tradiciones católicas de las posadas y la Navidad. En el Nuevo Mundo, se "mexicanizó" con frutas locales como tejocote y guayaba, transformándose en una infusión caliente y frutal que simboliza el sincretismo cultural y el calor familiar de diciembre.
La receta del ponche mexicano es única en el mundo, su aceptación y adaptación no sólo ocurrió en territorio nacional, sino también en varios países de América del Sur. Sin embargo, las recetas varían considerablemente, ya que en otras regiones el ponche suele prepararse a base de leche, huevo, clavo y canela, una mezcla muy similar a la que en México se conoce como rompope.
En el caso del ponche mexicano, los ingredientes y frutas utilizadas dependen de cada región, de los frutos que ofrece la tierra y de la temporada del año. No obstante, la receta tradicional suele incluir caña de azúcar, guayaba, flor de jamaica, tejocote, ciruela pasa, tamarindo, manzana, canela y piloncillo como endulzante.
El costo de preparar una olla tradicional de ponche navideño para 12 personas, de acuerdo con un recorrido por el mercado La Acocota, oscila entre los 250 y 320 pesos, tomando en cuenta estos precios:
Tejocote, entre 40 y 55 pesos el kilo.
Guayaba, de 60 a 80 pesos.
Manzana, entre 35 y 70 pesos.
Caña de azúcar, el manojo entre 20 y 30 pesos.
Ciruelas pasa, los 100 gramos cuestan entre 10 y 30 pesos.
Tamarindo o jamaica, el paquete cuesta entre 100 y 200 pesos.
El piloncillo, un cono entre 25 y 30 pesos.
Canela, 20 pesos el paquete.
Este es el gasto promedio para reunir los ingredientes básicos, que son 4 litros de agua, 500 gramos de tejocote, 500 gramos de guayaba, 4 manzanas, 4 trozos de caña, 200 gramos de ciruelas pasas, 100 gramos de tamarindo o 50 gramos de jamaica, 2-3 conos de piloncillo y 4 ramas de canela.
El ponche sigue siendo una de las tradiciones más accesibles de la temporada decembrina, símbolo de convivencia y celebración que, aun con aumentos, continúa presente en las mesas poblanas.