COVID-19, paradigma de comunicación estratégica

COVID-19, paradigma de comunicación estratégica

No todos los gobernadores y alcaldes que enfrentan el COVID-19 de manera correcta son aplaudidos por sus electores.

 

Algunos gobiernos locales son aplaudidos, incluso a pesar de la violación de garantías individuales, según los críticos.

 

La crisis sanitaria causada por el coronavirus también ha dejado en evidencia las deficiencias en estrategias de comunicación, o la fortaleza que algunos mandatarios y alcaldes tienen.

 

Partamos del ejemplo positivo, el del gobernador Enrique Alfaro. En un mes, el de la contingencia, pasó de un 35.4 % a 52 % de aprobación, según Consulta Mitofsky.

 

Si alguna fortaleza tiene el jalisciense es la comunicación. El despacho que lleva toda su agenda y estrategia de narrativa -sí, ellos sí hacen narrativa- es Euzén y está a cargo de Rafa Valenzuela, un consultor joven y creativo.

 

En contraparte, Cuauhtémoc Blanco, gobernador de Morelos, ha tenido de manera sostenida una caída en su aprobación. Según Mitofsky, 16.5 % de su población le aprueba.

 

Pero además de que no tiene una estrategia clara de comunicación, en su estado se han concentrado diversas denuncias de atención por la mala atención sanitaria en esta emergencia.

 

Por si fuera poco, diversos escándalos del IMSS en su estado han terminado por hundirlo en el índice de aprobación de la encuestadora de Roy Campos.

 

Alfredo del Mazo, por otro lado, es de los gobernadores peor calificados, pero el índice de Mitofsky contabilizó un crecimiento de 10 puntos en su popularidad justamente por el trabajo ante la pandemia.

 

No es que el mexiquense aplique las mejores políticas públicas en protección sanitaria, pero salió en cadena nacional con cubreboca, a lado del presidente Andrés Manuel López Obrador. Esa acción que podría parecer pequeña, pesó mucho en cuanto a la aprobación de sus gobernados.

 

De estos datos, el análisis debe llevar a una conclusión: de la misma manera que importan las políticas públicas de acción, deben ser tomadas en cuenta las estrategias de comunicación.

 

Una comunicación estratégica, efectiva, que aproveche cada recurso de un estado o municipio, puede hacer la diferencia entre una baja o alta aprobación ciudadana.

 

Mas lo importante es que el gobernante le dé su justo valor a la narrativa. Nunca será completamente eficaz una campaña de comunicación que solo difunde videos, comparte boletines o crea diseños increíbles como una campaña que tenga detrás una narrativa, un concepto y una historia que trate de posicionarse.

 

La narrativa es el secreto para aprovechar de mejor forma los recursos públicos que un gobierno destina a su comunicación.

 

Ya es importante que el gobernante valore dicha comunicación, pero debe valorar más la creatividad de la narrativa detrás de la campaña que quiere impulsar.

 

Sin esa claridad, no puede haber comunicación estratégica, y sin comunicación estratégica puedes tener las mejores políticas públicas pero seguir siendo mal calificado.

 

Haciendo alegoría a la película Gladiador, de Ridley Scott: “Aprende de mí, no era el mejor por asesinar pronto (dice el exgladiador Próximo al hablar de su eficacia en la arena), era el mejor porque la gente me amaba. Gánate a la gente”.